La inflación de diciembre tiene piso de 4% y duplica en 2019 la proyección del macrismo

03.01.2020

El año habría terminado con un alza del IPC de al menos 54%, récord desde la salida de la híper

La inflación en diciembre no bajaría del 4%. Para el inicio del 2020 se espera que la vuelta del IVA vendedor presione con fuerza sobre los alimentos, aunque el cepo y el congelamiento tarifario prometen desaceleración.

Cambiemos había proyectado terminar su gestión con una inflación acumulada de 65,3%. Aunque con el dato de diciembre pendiente, algo seguro es que el período 2016-2019 finalizará con incrementos del 300%. Tarifazos y devaluación contradijeron la hipótesis de que con el apretón monetario, que secó la plaza en forma significativa, alcanzaba para desinflar.

La imagen del ex presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, y su vice, Lucas Llach, anunciando que la inflación del 2018 sería de 10% (+-2) fue una de las más repetidas en redes sociales durante los últimos tiempos. Ese año terminó con una suba de precios de 47,6%, récord histórico desde la salida de la híper, en 1991, cuando los precios treparon hasta el 84%. Para el 2019 la estimación oficial inicial era 15% pero luego fue corregida y en el presupuesto 2019 quedó en 23%. La realidad mostró algo bien distinto: se espera que culmine cerca del 55%.

Para diciembre, mes en el que la estacionalidad genera presiones extra, principalmente por la influencia de las fiestas, se espera una inflación de 4,3%, según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que publica todos los meses el BCRA. La consultora Elypsis estimó una suba de 4,2%, mientras que LCG prevé una alza "por encima" de ese porcentaje y Eco Go sostiene que estará algo por debajo del 5%. Si se concreta lo previsto por el REM, el IPC en 2019 habrá acumulado un incremento de 54,6%.

Si bien los analistas y banqueros de la city fueron, a lo largo de todo el período Cambiemos, relativamente optimistas acerca de la desaceleración inflacionaria que podía lograr el Gobierno anterior con la fuerza de la tasa de interés, en general sus proyecciones siempre se mantuvieron por encima de las metas pautadas. En los primeros días posteriores a la presentación de los objetivos oficiales, la coincidencia era que sería difícil llegar a una inflación de un dígito para 2019. La razón: que todavía quedaban correcciones de precios relativos por realizar. Es decir, tarifazos y devaluación.

Para el 2016, la meta planteada por Sturzenegger fue extra oficial pero pública: 25%. Paradójicamente, a principios de ese año, por iniciativa de Juan José Aranguren, el Gobierno encaró tarifazos por demás pronunciados: 375% en agua, hasta 300% en gas, 100% en transporte y hasta 700% en electricidad. Además, la salida del cepo anunciada antes del arreglo con los buitres generó una devaluación de 40%. La inflación superó por una décima a la del 2002 y fue de 41%.

En total, entre 2016 y 2019, según cálculos de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav), el gas aumentó más de 2.200% y la luz, más de 3.000%. La suba del dólar fue de más de 500%.

El 2020, y el futuro más lejano, dejan varias incógnitas. Por un lado cuál será la capacidad del Gobierno de disciplinar a las empresas para que no trasladen el dólar paralelo a precios. Eso en una economía que tiende a remarcar frente a cualquier señal. Por otro, qué ocurrirá con el dólar oficial cuando la actividad económica rebote y las importaciones dejen de brindar el marcado superávit de bienes comerciales.