Los "amienemigos", una figura estresante en el trabajo

25.01.2022

Los "amienemigos" son esos compañeros de trabajo con quienes, a pesar de mantener una relación más o menos cordial, sabes que es mejor no confiar con ellos, porque a la mínima pueden traicionarte. ¿Te sientes identificado?

Los "amienemigos" son esas figuras que encontramos en todo entorno laboral y con quienes entablamos una relación ambivalente. Podemos llevarnos bien con ellos, trabajar a su lado y mantener conversaciones cordiales. Sin embargo, nos es imposible confiar en ellos porque algo nos dice que a la mínima nos pueden traicionar.

Hay una voz interna que nos repite una y otra vez "ten cuidado, vigila tus espaldas". Son personalidades que discurren en ese espacio de grises en las relaciones humanas y que todos conocemos. Porque si hay algo que la mayoría tenemos claro es que es muy fácil identificar a los amigos genuinos, esos que nos traen luz y bienestar. También a nuestros enemigos los tenemos bien catalogados en el extremo opuesto.

Ahora bien, los que están en el centro ya nos traen otro tipo de complejidad difícil de definir. Son perfiles que si bien no resultan tan amenazantes como un enemigo, no se alzan ni mucho menos como aliados y cómplices del día a día. Los "amienemigos" son hombres y mujeres que hoy pueden mostrarse amables y mañana nos critican a nuestras espaldas...

¿Quiénes son los "amienemigos"?

Uno puede convivir con los "amienemigos", pero sabe que en cualquier momento mirarán por sus propios intereses y nos traicionarán. Es común tenerlos como compañeros de trabajo, aunque también puede ser un amigo e incluso un miembro de nuestra familia. Son esas figuras que gravitan a nuestro alrededor y con quienes chocamos de vez en cuando.

Algo que debemos entender sobre este tipo de lazos sociales es que no son inocuos. El impacto psicológico que pueden tener sobre nuestra salud es bastante intenso y hasta lesivo en ocasiones. Decía Esopo en sus fábulas con gran acierto que un amigo dudoso es mucho peor que un enemigo seguro. No sabemos a qué atenernos y la inseguridad, como la desconfianza, hace que tengamos la sensación de avanzar en tierras movedizas.

Es interesante saber que la psicología ha puesto el foco de atención en esas "áreas grises" de nuestras relaciones sociales hace bien poco. Los que no son amigos ni tampoco enemigos han resultado ser muy perjudiciales, según la investigación científica. Lo analizamos.

No podemos huir de todas las personas que nos generan desconfianza

Cuando hablamos de esas personas que nos traen más preocupaciones que momentos de calma es común que más de uno diga aquello de «lo mejor es poner distancia». Sin embargo, esto no siempre es posible. Vivimos en ecologías sociales evolucionadas en las que estamos obligados a convivir los unos con los otros.

Asimismo, aparece otro fenómeno evidente. Los amienemigos son las figuras sociales más frecuentes en nuestra cotidianidad. Los buenos amigos se cuentan con los dedos de una mano y los enemigos también suelen ser bastante escasos. Los vínculos sociales de esa área gris y ambivalente, en cambio, son más frecuentes y además nos generan complejísimos sentimientos de amor/odio.

Hay compañeros de trabajo con los que convivimos más o menos. Esos con quienes logramos objetivos y hasta salimos con ellos de cena algún día. Sin embargo, tenemos claro que esas personas nos critican a nuestras espaldas de vez en cuando, y que si pueden, nos traicionarán para lograr un ascenso. Son situaciones que inevitablemente nos generan un elevado estrés.

Los amienemigos se definen por un comportamiento pasivo-agresivo: habrá momentos en que busquen nuestra complicidad y, tiempo después, nos acaben traicionando.

Los amienemigos son nuestros competidores

Uno de los libros más interesantes sobre el comportamiento humano, de nuestras relaciones sociales y evolución es Psicología Evolutiva: La nueva ciencia de la mente de David M. Buss. En este trabajo nos explica que los amienemigos son un tipo fenómeno común en la naturaleza humana, porque somos criaturas sociales que competimos entre nosotros.

Es decir, las personas podemos ser tanto aliados como enemigos, y esto aparece en casi cualquier escenario. Los hermanos pueden quererse, pero también pueden terminar rivalizados en algún momento. Sucede lo mismo en determinadas amistades. Sin embargo, donde más se manifiesta el fenómeno de los amienemigos es en los entornos laborales por el contexto evidente de competitividad.

Esto hace que, por término medio, estos hombres y mujeres intenten mantener siempre una actitud amistosa con nosotros. Saben que siempre es mejor ir a buenas, mantener la armonía y las apariencias. Sin embargo, somos muy conscientes de que esa cercanía es interesada e impostada y que en el fondo navegan el resentimiento, la hipervigilancia y hasta los celos.

El hecho de no saber a qué atenernos con nuestros amienemigos y el tener que estar siempre atentos a su conducta, hace que vivamos esas situaciones con estrés y ansiedad.

Las relaciones ambivalentes generan estrés

Los amienemigos son nuestras principales fuentes de estrés en el trabajo. Debemos entender que si hay algo que necesita el ser humano es disponer de vínculos sociales basados en la confianza. Cuando esta no aparece, no se percibe y es inexistente en cualquier relación, siempre estamos alerta.

Trabajos de investigación, como los realizados en la Universidad Brigham Young, sitúan la atención en cómo las relaciones ambivalentes afectan a nuestra salud física y psicológica. Trabajar con alguien que nos critica a las espaldas, pero que luego nos elogia y nos invita a almorzar resulta desgastante. Tener un familiar o un amigo a quien apreciamos, pero que de vez en cuando nos hace el vacío o nos miente, acaba por agotarnos mental y emocionalmente.

E insistimos, la solución no siempre es tan sencilla como poner distancia de estas figuras polémicas y ambivalentes. En buena parte de los casos, estamos obligados a gravitar, a movernos a su alrededor. La incertidumbre relacional, el no saber cómo actuarán determinadas personas, el no poder confiar en quienes nos rodean es un fenómeno habitual del que no se habla lo suficiente.

Estamos obligados sí o sí, a convivir y manejar a nuestros frenemies o amienemigos. Reducir nuestras expectativas sobre ellos y salvaguardar nuestros límites emociones es clave para neutralizarnos y mantenernos a flote.

Info: Valeria Sabater. Psicóloga