Los secretos de la lengua: cómo moldea las preferencias alimenticias

11.03.2024

Un nuevo estudio explica cómo el patrón único de la lengua influye en la elección de lo que se come. El rol clave de las papilas gustativas y su influencia en la percepción de sabores.

Las papilas gustativas están repartidas por toda la lengua y absolutamente todas, en mayor o menor grado, pueden identificar los sabores de una forma efectiva. Crédito: Supercurioso.
Las papilas gustativas están repartidas por toda la lengua y absolutamente todas, en mayor o menor grado, pueden identificar los sabores de una forma efectiva. Crédito: Supercurioso.

Desde tiempos inmemoriales, el ser humano explora el mundo a través de sus sentidos, y uno de los más intrigantes y fascinantes es, sin duda, el sentido del gusto. ¿Alguna vez se preguntó por qué ciertos alimentos gustan más que otros? La respuesta, o al menos una parte de ella, puede encontrarse en el patrón único de la lengua, ese órgano versátil que permite saborear y disfrutar de una amplia gama de delicias culinarias.

Las papilas gustativas, esas pequeñas protuberancias en la lengua que contienen receptores sensoriales responsables de detectar diferentes sabores, como dulce, salado, amargo y ácido, son los actores principales en esta danza de sabores. La cantidad y distribución de estas papilas puede variar considerablemente de una persona a otra, lo que significa que cada uno percibe los sabores de manera diferente.

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Edimburgo y la Universidad de Leeds en el Reino Unido revela que la cantidad y disposición de las papilas gustativas, especialmente las fungiformes ubicadas en los bordes y la punta de la lengua, pueden influir significativamente en cómo se perciben los alimentos. Por ejemplo, aquellas personas con un mayor número de estas papilas pueden encontrar abrumadores sabores intensos, como el chocolate amargo o el limón, mientras que otras los disfrutan plenamente.

De la lengua al plato

Un análisis en 3D de este complejo y sofisticado órgano reveló que se trata de una estructura con características tan individuales como las de las huellas dactilares. Es decir, la forma y cantidad de papilas también varía considerablemente de una persona a otra. Además, la investigación, que fue publicada en la revista Scientific Reports, sugiere que estas diferencias en la estructura de la lengua pueden brindar información sobre el género y edad de cada persona.

Pero, ¿qué implicaciones tiene todo esto en la vida cotidiana? Comprender estas diferencias únicas podría impactar significativamente en la percepción y preferencia de lo que se come. Por ejemplo, ayudaría a desarrollar alimentos más saludables y agradables, ajustando tanto su sabor como su textura para satisfacer mejor las preferencias individuales.

Con todo, este estudio invita a apreciar la diversidad y complejidad de las lenguas, y a reconocer que cada bocado que se disfruta es una experiencia única e individual.

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