Manifiesto del Grupo de Puebla: "Somos parte de la larga marcha de nuestra América Latina por su liberación"

12.11.2019

El espacio integrado por expresidentes y líderes latinoamericanos emitió un documento en el que detalla su postura en relación al contexto social que atraviesa la región

Marco Enríquez Ominami, excandidato a la presidencia de Chile; Clara Eugenia López Obregón, dirigente política colombiana; y Aloizio Mercadante Oliva, exvicepresidente brasileño y fundador del Partido de los Trabajadores (PT), leyeron el documento final del encuentro del Grupo de Puebla, que se llevó a cabo este fin de semana en la Ciudad de Buenos Aires.

Entre los presentes en la lectura estuvieron Fernando Lugo, Martín Torrijos Espino, Verónika Mendoza, Carlos Ominami, Esperanza Martinez, Jorge Taiana, Carol Proner, Carlos Tomada, Karol Cariola, Guillaume Long, Ginés González García, Camilo Lagos, Ricardo Foster, Eduardo Valdés, Jorge Argüello, Nicolás Trotta, entre otros.

El Grupo de Puebla cerró su encuentro en Buenos Aires. Sobre el final del encuentro, se firmaron tres documentos: un manifiesto con los valores del grupo, un decálogo progresista y por último la declaración final del Grupo de Puebla. "Estamos contentos por el triunfo de Alberto Férnandez", expresó Ominami, y agregó: "Queremos estar a la altura que estuvo el peronismo".

El Grupo de Puebla se sustenta inicialmente en el encuentro de 30 líderes representativos de 12 países. Se trata de hombres y mujeres que con un gran sentido de urgencia no se resignan a la derrota y el aislamiento y reivindican la necesidad de una acción basada en una reflexión lúcida y creativa sobre las tendencias de fondo que hoy día nos atraviesan. Somos un Foro de personas libres que busca generar ideas y propuestas que alimenten la construcción de fuerzas políticas capaces de sustentar procesos de transformación profunda.

Nuestros pueblos han identificado con claridad al adversario principal, y desde el Rio Bravo a la Patagonia, elevan sus voces para denunciar nuestra endémica desigualdad. Nuestra región, rica en recursos naturales y capacidades humanas, no resiste más una estructura social que concentra sus muchos frutos en un puñado estrecho de fortunas mientras condena a la mayor parte de sus ciudadanos al esfuerzo cotidiano de la sobrevivencia.

Fortunas que, en la mayor parte de los casos, no derivan de la creatividad, el trabajo duro, la innovación o el compromiso de prosperidad compartida con las sociedades de donde extraen sus ganancias, sino de privilegios de cuna, clase y el abuso corrupto del capitalismo de amigos, que se ha servido de la cooptación del aparato público para fincar riqueza privada, vía privatizaciones ventajosas, bajos tributos, exenciones selectivas, contratos públicos discrecionales y regulaciones preferentes.

"Nuestros países no resisten más patrones de producción y consumo que son social, económica y medioambientalmente insostenibles. Tenemos que superar un extractivismo rentista, insolidario con las generaciones presentes y futuras, omiso de política industrial endógena, que, apuesta a una inserción global con la pobre oferta de mano de obra barata, recursos naturales sin valor agregado y prescindencia de responsabilidad respecto a las múltiples externalidades negativas.

Nuestras sociedades aspiran, legítimamente, a una provisión justa de bienes públicos de calidad, de vocación universal y asentada en derechos. Aspiran, y ese es el esfuerzo que buscamos materializar, a que la salud, la educación, la previsión y la seguridad, publica y social, no sean bienes de consumo, sujetos a la oferta y la demanda, sino el piso común de nuestra ciudadanía compartida. Aspiran a que sus empeños y sacrificios, a que su trabajo y dedicación funden una sociedad justa, de trabaja, de derechos; una sociedad con mercado, pero no una sociedad de mercado.

A continuación, el texto completo: