Quiénes son los hazara, la minoría chiita objeto de violentos ataques en Afganistán

12.05.2021

Con enemigos como el Talibán, Estado Islámico o Al Qaeda, los hazara de Afganistán dicen que lo menos importante es saber quién está detrás del devastador ataque del pasado sábado contra su comunidad.

Lo que quieren es que paren los ataques.

Con rabia y desesperación, los familiares de las víctimas mortales de la triple explosión del sábado contra una escuela femenina en la capital afgana, Kabul, organizan sus funerales mientras preguntan dónde está la protección de las autoridades.

El ataque, que se cobró la vida de al menos 85 personas -la mayoría niñas- y causó al menos 147 heridos, no ha sido reivindicado por ningún grupo. El gobierno de Afganistán responsabilizó a militantes talibanes, pero el grupo negó su implicación.

El autodenominado Estado Islámico (EI) suele atribuirse este tipo de atentados contra los hazara, pero hasta hoy no se había pronunciado.

Tampoco se ha dicho explícitamente cuál era el objetivo exacto de la matanza, aunque Dasht-e Barchi, el vecindario de Kabul occidental donde ocurrieron las explosiones, es de población predominantemente hazara.

Esta comunidad musulmana chiíta ha sido blanco de varios de los ataques más letales de los últimos años en Afganistán.

Ahora que Estados Unidos organiza la retirada de sus tropas del país para el 11 de septiembre, los hazara temen quedar a merced de sus enemigos.

Desprotección y autodefensa

El autor del ataque del sábado se aseguró de matar al mayor número posible de chicas. Para los hazara de Dasht-e Barchi, lo más indignante, después del ataque, fue la ausencia de las fuerzas de seguridad.

Se sienten desprotegidos, pese a tener representantes en el gobierno, como el segundo vicepresidente de Afganistán, Sarwar Danesh. "Nos hacen estallar en medio de la calle, en la mezquita, en el hospital, en el club de lucha libre... en todas partes", dijo al periódico The New York Times Kazim Ehsani, imán de la mezquita Qamar-e-Bani Hashim.

"Y cuando ocurrió el ataque, no había ni un agente de policía. Ahora somos una multitud, y tampoco hay nadie de las fuerzas de seguridad. Las personas están recogiendo los cuerpos de sus seres queridos", agregó.

Origen asiático

Los hazara son un pueblo unido y políticamente activo, de habla persa, que vive principalmente en el centro montañoso de Afganistán, en la región de Hazarayat ("tierra de los hazara").

Su número exacto es incierto, se calcula que componen alrededor del 10% de la población afgana, de unos 38 millones de habitantes, y son la tercera minoría étnica del país después de los pastunes y los tayikos.

También viven en la provincia de Balochistán, Pakistán, y en Mashad, Irán. Los hazara son descendientes de los mongoles y sus características físicas orientales y piel clara los diferencian marcadamente en la región.

Su origen se relaciona con los soldados mongoles que Genghis Khan dejó atrás en el siglo XIII. Llegaron a ser el grupo étnico más grande en el país, formando el 67% del total de la población antes del siglo XIX. Más de la mitad fueron masacrados en 1893 cuando perdieron su autonomía.

Dentro de la cultura afgana, los hazara son conocidos por su música y poesía y por los proverbios de los que se deriva dicha poesía, son en su mayoría folclóricas y se transmitieron de forma oral a través de las generaciones.

Los hazara han sufrido una discriminación sistemática y quizá como consecuencia de esto han recibido menos influencias culturales de otros grupos y su identidad se ha mantenido relativamente estática.

Pueblo perseguido

Debido a su adherencia al chiismo, la comunidad hazara ha sido víctima de persecuciones, masacres y desplazamientos forzados desde hace siglos. A finales del siglo XIX, el emir pastún de Afganistán los convirtió en blanco de matanzas colectivas y desplazamientos forzados.

Muchos de ellos fueron esclavizados y vendidos y las mujeres fueron víctimas de violaciones y abusos sexuales.

Forzados a por la persecución a migrar a la capital, Kabul, en la segunda mitad del siglo XX, su bajo estatus socio-económico creó una división de clase y étnica entre ellos y el resto de la sociedad urbana del país.

El Talibán y Estado Islámico

En décadas recientes, los hazara han sido víctimas del Talibán, Al Qaeda y grupos extremistas sunitas como Estado Islámico. Entre 1992-1995, Abdul Ali Mazari fue el primer líder político que habló en el ámbito internacional en nombre de los hazara, presentando su caso ante Naciones Unidas y la comunidad internacional.

Mazari unió a diversas facciones, fuerzas y clases de la sociedad hazara y chiita y llegó a un acuerdo con el liderazgo talibán en 1993, pero fue brutalmente asesinado por ellos en 1995.

Durante ese período, escuelas, incluida una de niñas, fueron reabiertas y se estableció la Universidad de Bamiyán, la principal ciudad de Hazarayat. Cuando el Talibán llegó al poder en 1996, declaró una yihad contra los hazara.

En los años siguientes, sufrieron una represión y persecución particularmente graves, incluidas una serie de matanzas colectivas en el norte de Afganistán, donde miles de hazaras murieron o fueron forzados a dejar sus casas.

También se enfrentan a la enemistad declarada de EI, al que se atribuye el estremecedor ataque de hace un año contra la unidad de maternidad de un hospital local donde murieron 24 personas entre mujeres, niños y bebés.

Y el pasado octubre, otro ataque fuera de un centro educativo dejó 30 muertos.

EI considera herejes a los hazara por ser seguidores del islam chiíta, explica Secunder Kermani, corresponsal de la BBC en Afganistán, y los ataca en sus objetivos más vulnerables.

Su propio historial violento

A los combatientes hazara se los acusa de llevar a cabo atrocidades durante la guerra civil interna que siguió tras la retirada del ejército soviético de Afganistán a finales de los años 80.

El grupo también ha sido acusado de estar demasiado alineado con Irán. Se dice que miles de ellos han sido entrenados por las fuerzas de seguridad iraníes y desplegados con milicias chiitas en Siria en la última década.

Impacto de la retirada de EE.UU.

Desconfiados del gobierno y del Talibán, muchos de los grupos minoritarios de Afganistán, en especial los hazara, veían la presencia de fuerzas extranjeras como una protección.

Ahora, con la salida gradual de las tropas de EE.UU. y la OTAN, muchos hazara se sienten abandonados, temen un regreso de la persecución extendida y un aumento de los ataques como el del sábado.

Algunos dicen que, ante este panorama y la falta de acción por parte de las autoridades, no les queda otra salida que armarse y "ampararse a la protección de Dios".