Vigorexia: ¿qué indicios ayudan a reconocer un trastorno de la imagen corporal?

23.12.2019

Mantener un cuerpo saludable y tonificado es positivo, pero es importante cuidar que no pase a ser perjudicial para la salud

Actualmente, mantenerse saludables es uno de los principales objetivos de muchas personas. En este proceso el ejercicio físico y la alimentación sana son dos de los pilares fundamentales, dado que contribuyen al buen funcionamiento del organismo. En consecuencia, la persona se siente mejor y, en general, tiende a mantener y aumentar estas costumbres a lo largo de su vida.

Hasta ese momento todo va bien y es realmente beneficioso para quien lo hace. Sin embargo, en el camino de mantenerse saludables a través del ejercicio y la alimentación es posible caer en extremos donde la imagen corporal se convierte en una obsesión estimulada por la idea de perfección que medios de comunicación promueven a diario.

El culto al cuerpo se puede extender a tal punto que acaba por convertirse en un fin para lograr una imagen socialmente aceptada o para alcanzar posicionamiento en un deporte -o al menos así lo siente la persona-. Aunque siempre ha existido una preocupación por la imagen corporal a través de la historia, la proliferación de tendencias fitness -muchas de ellas impulsadas por las redes sociales- han aumentado los casos de enfermedades psicológicas como la bulimia, la anorexia y la que trataremos en este artículo, la vigorexia.

Se trata de una patología que fue descripta por Harrison Pope en 1993 y se conoce también con otros nombres, como dismorfia muscular, complejo de Adonis u obsesión por el ejercicio. Es un trastorno silencioso que afecta principalmente a jóvenes deportistas dentro de los 18 y 35 años, particularmente a los hombres, aunque también puede afectar a las mujeres. Se caracteriza porque la persona sufre una distorsión patológica que le provoca insatisfacción con su imagen corporal y desarrolla una obsesión por la musculatura, por ver su cuerpo tonificado. Para lograrlo practican ejercicio de manera adictiva, compulsiva y excesiva y no descansan lo suficiente. Todas esas variables juntas las probabilidades de lesiones; recurren a una alimentación saturada de proteínas y carbohidratos, eliminando las grasas y, en algunos casos, llegan consumir hormonas de crecimiento, esteroides y anabólicos generando serios problemas de salud como la insuficiencia hepática, infertilidad, hipertensión arterial, arritmia cardiaca, accidentes vasculares y algunos trastornos psiquiátricos como depresión y agresividad.

Por lo general, quienes padecen vigorexia no se da cuenta de su condición. No obstante, las personas que están a su alrededor con los que comienzan a notar los síntomas y advierten la existencia de la patología.

En principio, quienes padecen este trastorno suelen aislarse de su entorno, dado que no quieren que interfieran en su rutina de ejercicios y de alimentación. En los casos más extremos esta conducta llega al punto de renunciar a sus actividades cotidianas y laborales. Por otro lado, la irritación que sienten cuando no pueden hacer ejercicio y la vergüenza de mostrar su cuerpo mientras no está tonificado son también síntomas comunes en alguien con vigorexia.

Por último, el control constante y repetitivo de su peso y medidas, el miedo a engordar y la obsesión por la alimentación saludable son signos de una persona que está obsesionada por su cuerpo.

¿Qué factores externos pueden afectar a una persona para que desarrolle este trastorno?

Los medios de comunicación son uno de los principales aspectos que pueden provocar efectos negativos en este sentido. En este sentido, la difusión de imágenes de mujeres y hombres esbeltos, con cuerpos tonificados y aparentemente saludables como estándar de belleza puede ser perjudicial para la salud mental de quienes consumen los contenidos.

El rechazo social al sobrepeso es otro de los factores que pueden afectar a las personas y predisponerlas a que sufran vigorexia. En muchos casos, quienes padecen obesidad o están alejados de la figura perfecta padecen el rechazo social.

Finalmente, es importante destacar que todos aquellos que sufren un trastorno de estas características requieren de voluntad propia y del apoyo de su entorno para superarlo. Al igual que otras adicciones, el tratamiento psicológico es un paso fundamental al momento de comenzar la recuperación del paciente.