¿Desodorante o antitranspirante? ¿Cuál es mejor para mí?

09.08.2018

Conoce las diferencias entre los desodorantes y los antitranspirantes. Descubre además, cuál de ellos debes utilizar para combatir el exceso de sudor.

Los antiguos egipcios fueron los primeros en aplicarse aromatizantes en las axilas para combatir el mal olor, y en la actualidad, la mayoría de nosotros los usa a diario. Se trata de los desodorantes y antitranspirantes. Estos productos se han convertido en imprescindibles, especialmente en verano, pues ayudan a controlar la transpiración (sudor) y el olor corporal.

Las axilas poseen alrededor de 50 mil glándulas sudoríparas, y se encuentran entre las regiones cutáneas con características fisiológicas específicas, pues su valor pH de 6,5 se encuentra por encima de otras zonas de la piel. Lo cierto es que la transpiración humana es en gran medida inodora hasta que es fermentada por las bacterias y son los desodorantes, los que trabajan combatiendo esta situación.

¿Cómo funcionan los desodorantes y antitranspirantes?

¿Desodorante o antitranspirante? Lo cierto es que no es lo mismo, como tampoco lo es su capacidad para combatir el sudor.

Los desodorantes actúan sobre la transpiración reduciendo eficazmente el olor corporal. En ellos se utilizan diversos principios activos (antisépticos, perfumes, antitranspirantes) y combinaciones de los mismos para hacer frente a los inconvenientes del sudor. Desde el punto de vista médico, lo que tiene sentido es la combinación de antisépticos y antitranspirantes con un valor pH fisiológico, es decir ácido.

Para aquellas personas que transpiran mucho o realizan una gran actividad física, un antitranspirante es lo más útil para mantener bajo control el exceso de sudor, en caso contrario, si no eres de esas personas que sufren de sudoración excesiva, el uso del desodorante será suficiente para el día a día.

Tolerancia cutánea

Además de la eficacia contra el olor y el sudor, para un desodorante o antitranspirante es decisiva su tolerancia cutánea. Ello es especialmente importante en personas con piel sensible (intolerancias a los desodorantes convencionales, alcohólicos, perfumados o con aluminio) o previamente dañada (psoriasis, dermatitis atópica), donde la piel tiende a la formación de eccemas de contacto debido al debilitamiento de su función barrera. Este efecto se refuerza especialmente en caso de componentes como el alcohol y el aluminio, ambos responsables de gran parte de irritaciones y picores, por ello desde el punto de vista médico hay que evitar los alcoholes y perfumes en los desodorantes y antitranspirantes.