¿Monos borrachos? Científicos sugieren que el gusto del humano por el alcohol proviene de los primates
Un equipo de especialistas estadounidenses revela que los chimpancés consumen frutas con 14 gramos de etanol por día, comparable a media botella de cerveza.

Científicos estadounidenses asocian el gusto de los seres humanos por las bebidas alcohólicas con el consumo de frutas con etanol de los primates antepasados y, en especial, con los parientes vivos más cercanos: los chimpancés. En un estudio, publicado en la revista Science Advances evaluaron las dosis que consumen estos monos en su dieta diaria. Vieron así que los chimpancés suelen comer 4,5 kilogramos de fruta al día, lo que corresponde a una ingestión estimada de etanol de 14 gramos, lo que se compara a un poco más de medio litro de cerveza.
Un equipo liderado por científicos de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, analizó la pulpa madura de frutos de 20 plantas en selvas ubicadas en Uganda y Costa de Marfil. Allí, los chimpancés de la África Oriental (Pan troglodytes schweinfurthii) y la occidental (P. t. verus) comen unos 4,5 kilos de fruta al día, con un contenido medio de etanol del 0,31 por ciento.
"Al fermentar, las frutas producen alcohol. Lo que los científicos vieron es que los chimpancés las comían igual ya que iban en busca del azúcar que contienen. Entonces, consumían diariamente entre 10 y 14 gramos de etanol, pero no se embriagaban", explica Martín Kowaleswki, biólogo investigador del Conicet y Director de la Estación Biológica Corrientes.
Los animales no llegan a emborracharse porque su consumo es espaciado en el día y las concentraciones son bajas para el tamaño de su cuerpo. Algo similar ocurre con los elefantes, según ejemplifica Kowaleswki, que comen la marula fermentada. Son formas de acceder al azúcar de las frutas y también al etanol que hay en ellas.
"Los investigadores arriesgan que la ingesta de alcohol que los humanos tienen en diferentes sociedades por distintas razones no es una cuestión cultural, sino más bien un comportamiento arraigado en un ancestro común que consumió etanol por buscar azúcar en las frutas", relata el biólogo.
De esta manera, plantea, se puede comprender a la comunidad de chimpancés, pero también a las personas, cuyos comportamientos y vínculos muchas veces provienen de lo que ya hacían los ancestros y no de una cuestión exclusivamente humana.
Info: Luciana Mazzini Puga – Agencia de Noticias Científicas