Alerta por Tartrazina: el colorante amarillo que comes a diario podría estar dañando tu cerebro, tu hígado… y hasta tu ADN

30.06.2025

Cada vez que comes una gelatina amarilla, un refresco de lima-limón o un paquete de papas saborizadas, podrías estar ingiriendo una sustancia que va más allá del simple color: la tartrazina. Este colorante artificial, también conocido como amarillo 5, es uno de los aditivos más comunes en la industria alimentaria.

La preocupación en torno a este colorante no es nueva. Sin embargo, estudios recientes han aportado nuevas evidencias sobre los posibles efectos perjudiciales de la tartrazina en diversos sistemas del cuerpo humano. En especial, su impacto en el hígado, el sistema nervioso y el ADN ha generado una alerta en la comunidad científica.

Este artículo explora las evidencias más actuales sobre los efectos de la tartrazina en la salud humana. A través de una revisión detallada, buscamos responder una pregunta urgente: ¿debería evitarse este colorante?

¿Qué es la Tartrazina y dónde se encuentra?

La tartrazina es un colorante artificial de tipo azoico, identificado como E-102. Se utiliza ampliamente para dar tonalidades amarillas y anaranjadas a una gran variedad de productos procesados.

La puedes encontrar en bebidas gaseosas, caramelos, sopas instantáneas, cereales, snacks saborizados, yogures, gelatinas y productos de repostería. Además, también está presente en medicamentos, cosméticos, vitaminas, champús y jabones (Dos Santos et al., 2022).

Pese a que existen alternativas naturales como la curcumina o el ánnato, la tartrazina sigue siendo popular por su bajo costo y estabilidad en productos industrializados.

Efectos de la Tartrazina en el hígado y el riñón

Uno de los órganos más afectados por la exposición prolongada a la tartrazina es el hígado. Estudios en modelos animales han demostrado que dosis dentro del rango aceptable de ingesta diaria (ADI) pueden inducir daños hepáticos.

Por ejemplo, un estudio realizado en ratas administradas con 7.5 mg/kg de tartrazina durante 30 días reveló un aumento significativo del malondialdehído (marcador de estrés oxidativo), y una reducción de enzimas antioxidantes como el glutatón y la catalasa.

En los riñones, se han reportado lesiones en los túbulos renales, necrosis y alteraciones funcionales tras exposiciones prolongadas. Incluso dosis de 2.5 mg/kg por vía oral durante 21 días causaron estrés oxidativo severo en el tejido renal de roedores.

Posibles daños neurológicos

La tartrazina también podría estar afectando silenciosamente al sistema nervioso. Varios estudios han asociado su consumo con alteraciones en la conducta, hiperactividad, irritabilidad y trastornos del sueño, especialmente en niños (Hegazy et al., 2023).

En modelos animales, la administración crónica de tartrazina elevó los niveles de malondialdehído y disminuyó las enzimas antioxidantes en el cerebro, lo que indica daño oxidativo cerebral.

Además, se han detectado cambios histopatológicos en el cerebelo y la corteza cerebral, incluyendo pérdida neuronal, inflamación y degeneración celular, tras la exposición continua al colorante.

Efectos sobre el ADN y riesgo genotóxico

Una de las alertas más preocupantes es la posibilidad de que la tartrazina cause daños al ADN. De acuerdo con un estudio publicado en Toxicology Research, la tartrazina indujo daño en el ADN de leucocitos humanos a partir de una concentración de 70 μg/mL, evaluado mediante la prueba del cometa, que mide el daño del ADN en células individuales.

Este hallazgo fue corroborado por datos in silico, que predijeron potencial genotóxico. Aunque no se encontraron efectos mutagénicos o citotóxicos directos a concentraciones menores, el daño al material genético sugiere un riesgo potencial en condiciones de exposición crónica.

Otros estudios, como el publicado en BMC Pharmacology and Toxicology, demostraron efectos mutagénicos en sistemas como Allium cepa y células humanas, confirmando que el colorante puede interferir con la división celular y dañar el genoma eucarítico.

Daños reproductivos y alteraciones hormonales

Estudios en animales han demostrado que la tartrazina podría afectar la fertilidad y el sistema reproductor. Se ha observado un aumento de progesterona y estrógenos en ratas hembra, y una disminución significativa de testosterona en machos tras su exposición oral.

Además, se encontraron alteraciones histológicas en testículos y ovarios, y cambios en el peso de los órganos reproductivos. Algunos autores incluso identificaron potenciales efectos teratogénicos cuando la tartrazina fue administrada durante el embarazo, provocando malformaciones en fetos de ratas (Hashem et al., 2019).

La opinión de organismos internacionales

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y la FAO/OMS han establecido una ingesta diaria admisible (IDA) de hasta 7.5 mg/kg de peso corporal. Sin embargo, estudios recientes muestran que en muchos países el consumo real puede superar esta cantidad, especialmente en niños.

Aunque algunos estudios concluyen que la tartrazina es segura dentro de los límites establecidos, otros advierten que incluso dosis cercanas al límite podrían inducir daños celulares, por acumulación o interacciones con otros compuestos (Hegazy et al., 2023).

Nuevas preocupaciones para la salud publica

Según el comité de expertos de la EFSA, aunque la tartrazina fue previamente considerada segura dentro de los límites de ingesta diaria admisible (IDA), datos recientes provenientes de estudios en animales y observaciones clínicas humanas han planteado preocupaciones sobre:

  • Potencial de efectos neuroconductuales en niños, incluyendo aumento de la hiperactividad.
  • Evidencia emergente de genotoxicidad moderada en ciertas concentraciones acumulativas.
  • Interacciones sinérgicas con otros aditivos, que podrían potenciar el daño oxidativo en tejidos hepáticos y renales.

Conclusión

La evidencia científica actual plantea serias dudas sobre la seguridad de la tartrazina, especialmente con su consumo crónico. Aunque algunas autoridades la consideran segura en dosis bajas, numerosos estudios han documentado efectos adversos en el hígado, el cerebro, el ADN y el sistema reproductor.

Optar por alimentos sin colorantes artificiales, leer las etiquetas y preferir productos con colorantes naturales como la curcumina o el ánnato podría ser una decisión importante para tu salud y la de tu familia

Info: Michael M-V. Biólogo con especialidad en biotecnología