Con un dólar descontrolado el Gobierno fracasó con su plan de reemplazar tecnología argentina por importada

07.05.2019

Cambiemos prometió una "revolución de las portátiles". A dos años de lanzarse el plan, las cosas no salieron tal como se había previsto

Allá por comienzos de 2017, cuando en la agenda económica el dólar y la crisis no ocupaban el lugar preponderante que tienen hoy, el Gobierno se embarcó en un plan.

Internamente fue bautizado como la "Revolución de las Notebooks". ¿En qué consistió? Básicamente, en la eliminación del arancel del 35% para la importación de computadoras portátiles, medida que comenzó a regir el 1° de abril de ese año.

El razonamiento al que apelaban los funcionarios por ese entonces iba en la siguiente línea: consideraban que estos equipos eran caros en la Argentina, dado que aquí un consumidor debía pagar cerca de un 50% más que en otros mercados de la región, como Chile.

Esto era visto por Cambiemos como una gran barrera que dificultaba el acceso a la tecnología y una de las tantas variables que afectaban el nivel de competitividad de industrias y empresas de servicios.

"Las familias, Pymes y emprendedores necesitan computadoras para estudiar, crecer y desarrollarse. El Estado tiene que estar presente para garantizar el acceso a la tecnología y crear más empleo, que es el objetivo central para ir hacia la pobreza cero", señalaba Francisco Cabrera, quien por entonces estaba al frente del Ministerio de Producción.

Los resultados, que en el corto plazo parecieron darle la razón al Gobierno, hoy muestran un panorama totalmente diferente. Por un lado, desde el sector estiman que la eliminación de los tributos a la importación provocó la pérdida automática de unos 6.000 empleos dedicados a la producción de componentes y al armado de portátiles en el país.

Además, los precios, uno de los principales focos que se proponía atacar el Gobierno, lejos de contenerse, se terminaron desmadrando, de la mano del salto del dólar y un proceso inflacionario sin freno.

A esto se sumó que, lejos de concretarse la mentada "Revolución de las Notebooks", la Argentina hoy cuenta con una de las ofertas más pobres de la última década en cuanto a disponibilidad de marcas y modelos.

"Nada de lo que se planteó el Gobierno para este segmento terminó cumpliéndose. Y soy categórico: todos y cada uno de los objetivos que quisieron lograr no se alcanzaron", sostuvo a iProUp y bajo estricto off the record un alto directivo de una de las grandes compañías que lidera la producción de tecnología en Tierra del Fuego.

Fuerte caída de las ventas

El momento de esplendor para la isla había tenido lugar en 2013, cuando en las plantas de Río Grande y Ushuaia se llegaron a producir 1,3 millones de portátiles, cifra a la que también había que sumar lo que generaban las empresas por fuera de este polo y que estaban instaladas en Buenos Aires, Mar del Plata, Rosario y Córdoba.

Fue a fines de 2016 cuando el Gobierno anunció que su intención era liberar el mercado y que iba a quitar la barrera de protección que generaba el arancel a las importaciones. Y la debacle comenzó. BGH, Olivetti, Pc Arts y CX fueron algunas de las compañías que debieron redefinir su estrategia de negocios apenas Cambiemos le abrió el grifo a la competencia del exterior.

  • En 2018 se comercializaron 457.000 equipos, 100.000 unidades menos que en 2017 (baja del 18%).
  • Pero lo más preocupante fue sin dudas el inicio del 2019: apenas se vendieron 39.200 notebooks, un derrumbe del 60% frente al año previo (95.000 unidades)

Si bien el efecto achique que viene sufriendo el mercado obedece en gran medida a la crisis económica y a la devaluación, las estadísticas demuestran que el objetivo de generar un aluvión de ventas no se cumplió. Muy por el contrario.

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