Coronavirus de Wuhan: cómo se compara la cepa actual con el SARS

27.01.2020

China revive una vieja pesadilla 17 años después.

Las autoridades realizan trabajos de desinfección para evitar la propagación del virus.

El país asiático está en emergencia otra vez luego de que un nuevo coronavirus, el "2019-nCoV", obligó a las autoridades a poner en cuarentena un área con 40 millones de personas. Desde que las primeras informaciones sobre la enfermedad aparecieran hace unas semanas, más de 40 personas han muerto y cientos se han contagiado en una decena de países.

Mientras, la ansiedad y la preocupación se ciernen sobre China en la fiesta del Año Nuevo Lunar, una celebración que conlleva el traslado de 3.000 millones de personas según cálculos oficiales y que las autoridades han tratado de limitar para evitar los contagios

Publicaciones en redes sociales de residentes de la ciudad de Wuhan, el epicentro de la enfermedad, han denunciado que los centros de salud se han visto desbordados y no admiten nuevos pacientes, en tanto el gobierno anunció que construiría un hospital en diez días para lidiar con la demanda.

Expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertaron el viernes que modelos por computadora sugieren que el brote podría durar meses, por lo que proyectaron que miles de personas se podrían contagiar en fechas venideras.

Las celebraciones de año nuevo mueven a unos 400 millones de personas por toda China.

Pero la actual crisis es también un mal recuerdo: en 2002 un brote de otro coronavirus, el SARS (o síndrome respiratorio agudo severo) dejó cientos de muertos antes de que se contuviera a mediados de 2003.

Las similitudes entre los síntomas de ambos -y el caos y la preocupación que han generado en el país asiático y a lo largo del mundo- han hecho que muchos comparen la actual situación con lo que pasó hace 17 años. Y, también, a preguntarse qué cambió desde entonces y qué se puede aprender de la experiencia que puso al mundo en vilo hace casi dos décadas.

¿Qué tienen en común los dos virus?

Epidemiólogos han señalado que las conexiones entre los dos coronavirus parten desde sus cepas.

Arnaud Fontanet, jefe del departamento de epidemiología del Instituto Pasteur en París, indicó que el 2019-nCoV era 80% genéticamente idéntico al virus del SARS, lo que ha llevado a algunos a plantearse si podría tratarse de una evolución del mismo.

Los estudios preliminares indican que ambas cepas se desarrollaron primero en murciélagos y luego pasaron a otros animales antes de contagiar a humanos.

Ambos coronavirus parecen haber tenido su origen en murciélagos, que son comidos como parte de la dieta china (aunque en ambos casos otros animales fueron los portadores).

En el caso del SARS, se cree que la infección pasó de los murciélagos a un gato de civeta (un animal salvaje considerado un manjar en partes del sur de China), mientras el actual parece haberse trasmitido desde una serpiente en el mercado de Wuhan.

Las formas de contagio también suelen ser similares: el nuevo virus se propaga a través del contacto de persona a persona. Y como en el caso del SARS, alguien infectado puede esparcir el virus al toser o estornudar o al dejar gérmenes en otras superficies.

Sin embargo, la OMS no ha querido sacar conclusiones sobre el 2019-nCoV e indicó que todavía falta para comprender cómo se propaga e infecta a las personas, que también podrían cambiar con el tiempo.

¿Cómo se comparan los síntomas?

Los síntomas que generan tanto el virus del SARS como el 2019-nCoV se manifiestan como trastornos respiratorios que evolucionan y pueden llevar a una neumonía y ocasionalmente, a la muerte. Sin embargo, las autoridades chinas han notado que cómo se manifiestan y los efectos que causan las dos cepas parecen diferir en su intensidad, que en el nuevo virus suele ser menor.

"Es difícil comparar esta enfermedad con el SARS. Es más leve. La forma en que afecta el pulmón no es como la del SARS", indicó esta semana en una conferencia de prensa Zhong Nanshan, un reconocido científico de la Comisión Nacional de Salud de China.

Sin embargo, la naturaleza más leve del virus también puede ser motivo de preocupación. Según dijo a la agencia AFP Antoine Flahault, director del Instituto de Salud Global de la Universidad de Ginebra, el hecho de que el virus sea menos intenso es "paradójicamente más preocupante", ya que permite la movilidad de las personas antes de que se detecten los primeros síntomas.

De ahí que la celebración del Año Nuevo Lunar haya sido una preocupación para las autoridades del país asiático.