Cumbre Putin-Kim
¿Qué buscan los líderes de Rusia y Corea del Norte con su histórica reunión en Vladivostok?

La primera cumbre entre Putin y Kim Jong-un es histórica
Ambos son desde hace varios años los máximos mandatarios de sus respectivos países, que comparten una frontera. Sin embargo, nunca se han reunido. Eso cambiará este jueves: el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, ya está en Rusia, en donde viajó en un tren blindado para su primer encuentro con su homólogo Vladimir Putin.
El norcoreano dijo que está "contento" por esta visita y por "estar en tierra rusa", y que este "es solo el primer paso", según citó la oficina de prensa de la Administración de la región rusa de Primorie.
La reunión se producirá en el puerto de Vladivostok, en el extremo oriental de Rusia, apenas a unas horas de la frontera compartida.

Rusia le ofreció al líder norcoreano una ceremonia de bienvenida.
El encuentro ocurrirá pocos meses después del fracaso de la cumbre entre Kim y el presidente estadounidense Donald Trump en Hanói, Vietnam, la cual concluyó abruptamente sin acuerdo.
Pero esta vez ambos lados llevarán agendas políticas muy diferentes a la mesa de reunión y la cuestión de la influencia de Moscú sobre Corea del Norte tiene mucho que ver con eso.
Viejos aliados
La antigua Unión Soviética fue un aliado importante de Corea del Norte en la segunda mitad del siglo XX. Le ofreció cooperación económica, intercambios culturales y ayuda. También le proporcionó sus primeros conocimientos sobre temas nucleares.
Pero desde que cayó el Telón de Acero, la relación entre ambos países se deterioró. Como socio comercial habitual, Corea del Norte no era muy atractiva para Rusia, pues no podía pagar los precios del mercado internacional.
Sin embargo, desde el gradual alejamiento de Rusia con Occidente a principios de la década de los 2000, las relaciones comenzaron a recuperarse poco a poco.
Moscú se encontró apoyando a países "de acuerdo a la vieja lógica de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo", cuenta Andrei Lankov, un académico ruso especialista en estudios coreanos de la Universidad Kookmin, en Seúl, Corea del Sur.
Trabajadores en la frontera
La última cumbre bilateral entre Corea del Norte y Rusia fue en 2011, cuando el presidente Dimitri Medvédev se reunió con el padre de Kim, Kim Jong-il.
La relación entre los líderes de ambos países tiene sentido desde un punto de vista geopolítico: comparten una pequeña frontera, no lejos de la importante ciudad portuaria rusa de Vladivostok, donde se reunirán los dos líderes.
Además, según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, hay unos 8.000 trabajadores migrantes norcoreanos trabajando en Rusia que envían a sus casas ingresos vitales. Otras estimaciones calculan que ese número es mucho más alto.
Bajo las actuales sanciones de Naciones Unidas, todos esos trabajadores deberán ser enviados de vuelta a su país a finales de este año.

Durante la época de la Guerra Fría, los dos países fueron grandes aliados.
¿Qué quiere Corea del Norte de Rusia?
La reciente cumbre de Hanói entre Kim Jong-un y Donald Trump fracasó sin ningún tipo de progreso relativo al programa nuclear de Corea del Norte. Es un resultado que el líder norcoreano no esperaba. Él tenía la esperanza de acordar un trato que permitiría debilitar algunas de las sanciones internacionales que están dañando la economía de su país.
"Las sanciones internacionales están comenzando a surtir efecto, y sin un cambio por parte de Estados Unidos, es muy poco probable que Corea del Norte pueda obtener un alivio de las sanciones y volver a comerciar con el mundo exterior", dice Lankov.
Así que Corea del Norte necesita negociar con todo el mundo que pueda resultarle de ayuda a la hora de lograr ese objetivo. Cualquier cosa, desde un progreso real hasta incluso ayuda diplomática simbólica, puede serle útil a Pyongyang.
Alexey Muraviev, profesor adjunto en la Universidad de Curtin, en Perth, Australia, dice que Corea del Norte tiene que mostrar a Estados Unidos que "no están aislados". "Si pueden mostrar que las principales potencias todavía les respaldan, eso les dará un poder de negociación adicional para hablar con Estados Unidos y China". Por lo tanto, Rusia es una opción atractiva.
"Kim necesita recibir un reconocimiento pleno", dice Muraviev. "Es muy habilidoso en el desempeño de la diplomacia de alto nivel para los intereses económicos de Corea del Norte... Y para la supervivencia de su propio régimen".
Invitar a dialogar a otros socios va de la mano con renovar la actividad nuclear para presionar a Washington a que vuelva a la mesa de negociaciones.
"La estrategia de Corea del Norte siempre estuvo pendiendo de la cuerda floja entre los conflictos de las potencias mundiales y la obtención de concesiones de esa manera", explica Park Young-ja, investigadora del Instituto Coreano para la Unificación Nacional.
"Así que reunirse con Rusia podría ser una carta que pueda jugar contra China y Estados Unidos".
¿Qué quiere Moscú?
El presidente Putin lleva tiempo ansioso por reunirse con el líder norcoreano. Sin embargo, el Kremlin se ha visto algo marginado en medio de las dos cumbres entre Trump y Kim.
Por eso, después del fracaso de la cumbre de Hanói, una reunión con Kim Jong-un es una buena oportunidad para que Putin vuelva a poner a Moscú en el campo de juego.
Al igual que Estados Unidos y China, Rusia se siente insegura con el hecho de que Corea del Norte sea un Estado nuclear, y a principios de los 2000 participó en las "conversaciones a seis bandas" luego de que Pyongyang se retirara del Tratado de No Proliferación Nuclear.
Pero, a diferencia de Washington, Moscú quiere aceptar el statu quo: la desnuclearización es vista como un objetivo poco realista y el Kremlin prefiere hablar con Pyongyang para estabilizar la situación.