Descubren que el envejecimiento se propaga por el cuerpo como una infección
Durante mucho tiempo, se ha pensado que el envejecimiento es un proceso individual y silencioso que afecta a cada órgano por separado. Sin embargo, un estudio reciente ha revelado algo sorprendente: el envejecimiento se propaga como una infección, extendiéndose de una célula a otra, e incluso entre tejidos, a través de señales moleculares que circulan en la sangre.

Este hallazgo podría cambiar radicalmente la manera en que entendemos el deterioro del cuerpo con el paso de los años. No se trata solo de células que envejecen por desgaste o daño interno, sino también por influencia de otras células cercanas. Como si el envejecimiento "contagiara".
El estudio, publicado en la revista Metabolism, demuestra que ciertas moléculas liberadas por células envejecidas pueden inducir el mismo estado en células sanas. Y entre ellas destaca una en particular: la proteína HMGB1 en su forma reducida.
HMGB1: la proteína que transmite el envejecimiento
La HMGB1 es una proteína que normalmente vive dentro del núcleo de nuestras células, ayudando a organizar el ADN. Pero cuando una célula envejece o se daña, HMGB1 se libera al exterior. Allí se convierte en una potente señal de alerta que desencadena inflamación y reacciones de estrés celular.
Lo más impactante que descubrieron los científicos es que la forma reducida de HMGB1 (ReHMGB1) actúa como un verdadero transmisor del envejecimiento. En experimentos con células humanas cultivadas en laboratorio, la exposición a ReHMGB1 provocó que células sanas adoptaran un fenotipo envejecido: dejaron de dividirse, activaron genes relacionados con la senescencia, y comenzaron a secretar sustancias inflamatorias.
Este efecto se observó no solo en un tipo celular, sino en fibroblastos, células renales, células de músculo esquelético y más. En todos los casos, el envejecimiento se extendió como si fuera una infección molecular. En cambio, otras formas de HMGB1, como la oxidada, no provocaron ese efecto.
Cómo se extiende el envejecimiento en el cuerpo
El mecanismo por el cual ReHMGB1 propaga la senescencia es complejo, pero los investigadores han identificado rutas clave. Una de ellas es la activación del receptor RAGE (receptor de productos finales de glicación avanzada), que desencadena las vías JAK/STAT y NF-κB, conocidas por amplificar respuestas inflamatorias.
Estas vías estimulan la producción de factores SASP (fenotipo secretor asociado a la senescencia), como IL-6, TNF-α, y MMP13, que a su vez pueden afectar a células vecinas, perpetuando el ciclo de envejecimiento. Es como una cadena de reacciones que se expande silenciosamente desde un foco inicial.
En modelos animales, los resultados fueron igual de claros. Ratones jóvenes que recibieron inyecciones de ReHMGB1 desarrollaron signos de envejecimiento en el hígado y los músculos, incluyendo mayor expresión de los genes p21 y p16, que marcan la senescencia celular.
El envejecimiento se propaga como una infección
Este estudio proporciona evidencia contundente de que el envejecimiento no es un proceso aislado, sino que puede propagarse entre células y tejidos. Y uno de sus principales vehículos es la forma reducida de la proteína HMGB1.
Este descubrimiento podría explicar por qué el deterioro asociado a la edad ocurre de forma sincronizada en distintos órganos. Y también por qué, al aumentar la presencia de células senescentes en un tejido, otros tejidos comienzan a presentar daño funcional con el tiempo.
El estudio sugiere que al bloquear ReHMGB1, podría detenerse esta propagación, abriendo la puerta a nuevas estrategias para frenar el envejecimiento sistémico.
Nuevas rutas para prevenir el envejecimiento sistémico
Una de las partes más prometedoras del estudio fue el uso de anticuerpos contra HMGB1. En ratones de mediana edad que sufrieron una lesión muscular, el tratamiento con estos anticuerpos no solo redujo la inflamación, sino que también mejoró la regeneración muscular y disminuyó la expresión de marcadores de senescencia.
Esto indica que al neutralizar la HMGB1 extracelular se podría proteger a los tejidos del envejecimiento inducido. Y más aún, podría mejorar la capacidad del cuerpo para regenerarse, algo que normalmente disminuye con la edad.
Si bien aún estamos lejos de tener un tratamiento clínico basado en esta estrategia, el camino ya está trazado. Comprender cómo se extiende el envejecimiento en el cuerpo nos da una hoja de ruta para futuras terapias.
Conclusión
Lejos de ser un proceso pasivo y localizado, el envejecimiento es una red de señales intercelulares que se propagan por todo el organismo. Gracias a este estudio, ahora sabemos que el envejecimiento se propaga como una infección, y que uno de sus agentes clave es la proteína ReHMGB1.
Esta visión abre muchas posibilidades en la medicina del envejecimiento. Al bloquear los canales de propagación, podríamos retrasar el deterioro sistémico y preservar la función de los tejidos durante más tiempo.
El futuro podría estar en terapias que no solo eliminen células senescentes, sino que también impidan que su "mensaje de envejecimiento" se siga transmitiendo.
Info: Comunidad Biológica