El fiscal Mueller estrecha el cerco sobre Trump por la trama rusa
El presidente ofreció a Putin un ático si le permitía construir su rascacielos en Moscú
En el tramo final de la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre las injerencias rusas en las elecciones norteamericanas de 2016 ha tomado un lugar central una persona citada con el pseudónimo -Individuo 1-. De momento, no hay acusaciones formales contra este «Individuo 1», pero los acuerdos con la fiscalía de cinco de los 33 denunciados por Mueller le sitúan en el centro de una trama de graves consecuencias políticas y legales, porque ese «Individuo 1» no es otro que el presidente de EE.UU.
Mueller ha presentado cargos contra 33 personas, la mayoría rusas. Del resto, cinco son o han sido estrechos colaboradores de Trump y todos, menos uno, están cooperando con Mueller tras admitir haber prestado falso testimonio en las investigaciones. Durante estas, a la sospecha de que la campaña de Trump se coordinó con Rusia a través de Wikileaks para dañar a Hillary Clinton en las elecciones, se ha añadido la de que todos ellos han mentido en algún momento. También el presidente.
Negocios con Rusia
La última revelación de Mueller es muy dañina para Trump. En un acuerdo con la fiscalía, Michael Cohen, que fue abogado del presidente durante diez años, ha asegurado que Trump siguió intentando construir en Moscú una torre con su nombre hasta junio de 2016. Entonces, su victoria en las primarias presidenciales ya era un hecho. El candidato, por tanto, estaba intentando congraciarse con las autoridades de Rusia para hacer negocios en ese país.
Trump ha negado en abundantes conferencias de prensa, entrevistas y mensajes de Twitter que mantuviera esos planes cuando decidió lanzar su campaña electoral en 2016. Cohen, sin embargo, mantiene que seguían en pie y que él mismo, con el conocimiento del candidato, ofreció a Vladímir Putin el lujoso ático, valorado en 50 millones de euros, en lo alto de los 100 pisos de la futura Torre Trump de Moscú, según ha revelado BuzzFeed.
El fiscal Mueller está dando indicaciones de que el cerco se estrecha sobre Trump. Esta semana se ha sabido a través de una denuncia que está investigando las conversaciones del presidente con el lobista Roger Stone, quien pudo actuar como enlace con Wikileaks. El portal que creó Julian Assange filtró en 2016 documentos robados por rusos a la campaña de Hillary Clinton, con el objetivo de dañarla. La pregunta es si, de forma indirecta, Assange se coordinó con Trump.
De nuevo, Trump niega este extremo. Sin embargo, él mismo dijo en varios mítines durante la campaña electoral: "Amo a Wikileaks". Mueller sospecha que en la campaña el lobista Stone pidió a un colaborador suyo, Jerome Corsi, que se enterara de qué material tenía Wikileaks y cuándo lo iba a revelar.
Cuando acabe su investigación, Mueller debe presentarle al fiscal general un informe con sus conclusiones y recomendaciones. El fiscal no tiene la potestad de presentar cargos contra el presidente, pero puede recomendar que se le recuse en el Capitolio. Previendo una situación así, Trump relevó hace tres semanas al fiscal general Jeff Session, y le sustituyó por Matthew Whittaker, una persona de su máxima confianza que puede ser su última barrera de protección en esta causa.