El Mito Neoliberal y la Consolidación del Neoestatismo: Una Reinterpretación de la Política Económica Occidental (1979-2020)

03.10.2025

El artículo argumenta que el supuesto retiro del Estado a favor de los principios del libre mercado es un mito persistente y retóricamente útil. En lugar de una liberalización auténtica, lo que se ha desarrollado es un neoestatismo estratégico: una reestructuración sofisticada del papel del Estado para proteger, consolidar y expandir su poder.

Una escena visualmente impactante que simboliza la colisión entre el “libre mercado” y la “intervención estatal”. El lado izquierdo muestra una mano invisible abstracta y rota (símbolo del neoliberalismo fallido), con edificios de Wall Street en la niebla. El lado derecho está dominado por un engranaje brillante y robusto (símbolo del estado y la planificación), con elementos de infraestructura moderna y seguridad social. Un puente conecta las dos eras (1979 - 2020)
Una escena visualmente impactante que simboliza la colisión entre el “libre mercado” y la “intervención estatal”. El lado izquierdo muestra una mano invisible abstracta y rota (símbolo del neoliberalismo fallido), con edificios de Wall Street en la niebla. El lado derecho está dominado por un engranaje brillante y robusto (símbolo del estado y la planificación), con elementos de infraestructura moderna y seguridad social. Un puente conecta las dos eras (1979 - 2020)

Resumen

Este artículo de investigación desafía la narrativa dominante que etiqueta las últimas cinco décadas de política económica occidental como la "era neoliberal". Se argumenta que el supuesto retiro del Estado a favor de los principios del libre mercado es un mito persistente y retóricamente útil. En lugar de una liberalización auténtica, lo que se ha desarrollado es un neoestatismo estratégico: una reestructuración sofisticada del papel del Estado para proteger, consolidar y expandir su poder. A partir de finales de la década de 1970, las políticas erróneamente calificadas de neoliberales (como la desregulación financiera, la privatización y las reformas fiscales) no buscaron la renuncia al control, sino la reafirmación de la autoridad estatal a través de mecanismos indirectos de gestión y supervisión. Analizando datos sobre el gasto público total y el gasto social como proporción del PIB, se evidencia que la intervención estatal lejos de disminuir, se mantuvo o se incrementó. La crisis financiera de 2008 y la pandemia de COVID-19 no representaron el "fin del neoliberalismo", sino la clara manifestación de su verdadera esencia neoestatista, donde los mercados operan bajo la vigilancia y el respaldo ineludible del poder estatal. Este análisis busca desmantelar el mito para centrar el debate económico en los verdaderos retos de la extralimitación y el control estatal.

Introducción

La política económica global desde finales de la década de 1970 se ha caracterizado por un consenso casi hegemónico que la describe como la "era del neoliberalismo". Esta narrativa postula una retirada del Estado keynesiano y una subsiguiente primacía de los principios del mercado sin restricciones, impulsados por políticas de desregulación, privatización y austeridad fiscal. Autores influyentes, como David Harvey (2005), han conceptualizado el neoliberalismo como un proyecto político-económico para restaurar el poder de clase, caracterizado por la liberación de las fuerzas del mercado. Sin embargo, este artículo sostiene que esta caracterización es, en esencia, un mito. Se propone que las últimas cinco décadas no han sido un periodo de liberalización genuina, sino una fase de sofisticada reafirmación del poder estatal, un fenómeno que denominamos neoestatismo.

La década de 1970, con su flagrante estanflación y el colapso empírico de la Curva de Phillips—cuyas premisas teóricas de trade-off entre desempleo e inflación fueron refutadas de manera concluyente por los hechos (Sargent, 1999)—, marcó una crisis de legitimidad para el modelo keynesiano de gestión de la demanda. Esta crisis forzó a las élites políticas a una recalibración estratégica del rol gubernamental, no a su abandono. Las intervenciones que siguieron, aunque etiquetadas como neoliberales, constituyeron una transformación del método de control, pasando de la gestión directa a la regulación indirecta y a la expansión monetaria, sin ceder los principales resortes del poder económico.

El objetivo de este trabajo es doble: primero, desmantelar la ilusión del neoliberalismo como un régimen de laissez-faire basándose en la evidencia histórica y en la persistencia del gasto público. Segundo, establecer el marco conceptual del neoestatismo como el paradigma dominante que subyace a estas políticas. A través de un análisis crítico de las reformas de la década de 1980 en adelante y la evolución del gasto público, argumentaremos que la denominada "era neoliberal" fue una estrategia de gestión de la percepción, cuyo propósito central era camuflar la consolidación y el fortalecimiento continuo del poder estatal.

Marco Teórico: Del Mito Neoliberal a la Realidad Neoestatista

El concepto de que las economías occidentales han sido moldeadas por el triunfo irrestricto de los principios del libre mercado desde los años 70 es, fundamentalmente, un mito. Este marco teórico se adhiere a la tesis crítica de que "el neoliberalismo nunca existió" en su forma pura de laissez-faire (Gamble, 2018). Este concepto, acuñado a menudo para señalar una supuesta retirada del Estado, sugiere un escenario donde los mercados finalmente han reinado. Sin embargo, la evidencia empírica y la relectura histórica señalan que los últimos cincuenta años no han sido de liberalización total, sino de un fortalecimiento estratégico del Estado.

El crítico y economista político Quinn Slobodian (2018) ha ampliado la comprensión del neoliberalismo, argumentando que, para sus arquitectos, el proyecto no era un "fundamentalismo de mercado" anarquista, sino la construcción de un Estado fuerte que pudiera proteger la competencia y la propiedad privada de las fuerzas democráticas y de la soberanía popular. Para Slobodian, los pensadores de la Escuela de Ginebra y la Escuela de Friburgo, si bien críticos del Estado providencia, abogaban por un Estado "enmarcador" (Framing State) fuerte, capaz de establecer y hacer cumplir un orden legal y regulatorio que blindara las estructuras de mercado. Por lo tanto, el concepto de neoliberalismo como mito se sustenta en que la praxis política no reflejó una retirada, sino una reinvención del control.

En lugar de un vacío de poder, lo que se desarrolló fue el neoestatismo. Este concepto, ampliado por autores como César Rendueles (2013) en el contexto de la crisis de la socialdemocracia, describe una estrategia en la que los gobiernos reestructuraron activamente su rol, no para reducirlo, sino para proteger y expandir su poder a través de la gestión indirecta y la rearticulación de las políticas monetarias y fiscales.

Desde finales de la década de 1970, las políticas calificadas de "neoliberales" no fueron pergeñadas a fin de renunciar al control del Estado, sino para reafirmarlo. El cambio de foco hacia el control estricto de la inflación, redefinida como el enemigo público número uno, sirvió para desviar la culpa de las políticas monetarias expansivas y justificar el control enérgico del crecimiento salarial.

Las privatizaciones emprendidas por Margaret Thatcher en el Reino Unido, lejos de ceder el control a un mercado desregulado, concentraron el poder económico en industrias fuertemente reguladas por el Estado, transformando monopolios públicos en monopolios privados bajo supervisión estatal. Las reformas fiscales de Ronald Reagan en Estados Unidos, lejos de desmantelar el Estado, cambiaron su base financiera más decididamente hacia la expansión monetaria y el endeudamiento, una forma de financiamiento que consolidó el control de las élites financieras ligadas al Estado. En ambos casos, el Estado no se achicó, sino que simplemente modificó su estrategia de intervención.

La evidencia empírica confirma esta tesis. El Gráfico 1: Gobierno Spending as a share of GDP, 1979 to 2020 demuestra que, a pesar de las proclamas de austeridad y desregulación, el gasto público total no disminuyó a lo largo de las décadas, sino todo lo contrario.

  • En Francia (línea continua), el gasto público pasó de aproximadamente el 45% del PIB en 1979 a mantenerse consistentemente por encima del 50% desde 1982 en adelante, alcanzando un pico de casi el 56% alrededor de 2010 y disparándose por encima del 60% hacia 2020.
  • En Estados Unidos (línea discontinua), el gasto público fluctuó, pero mostró una tendencia al alza: desde el rango del 33-35% en los años 80 hasta superar el 40% en 2009 (post-crisis financiera) y volver a superar esa marca cerca de 2020.
  • En Japón (línea punteada), el gasto público aumentó desde cerca del 32% en 1979 a casi el 40% en 2009 y superando claramente el 45% en 2020.

Estos datos son un contundente argumento contra la narrativa de la "retirada del Estado". Lejos de reducirse, el Estado simplemente cambió su apariencia, pasando de la gestión directa a la regulación indirecta, manteniendo los principales resortes de control.

La denominada desregulación también fue un término equivocado. En el sector financiero, las reformas de los años 80 y 90 (como la derogación de la Ley Glass-Steagall) no liberaron el mercado, sino que lo reestructuraron bajo una intensificación de la supervisión estatal, con la autonomía de los bancos centrales operando como instrumentos centralizados de la política estatal. La crisis financiera de 2008 lo puso de manifiesto, revelando que los "mercados libres" no podían existir sin el respaldo estatal coordinado a través de masivos rescates financieros, una prueba fehaciente de la naturaleza neoestatista del sistema.

Este enfoque se extendió a la política social. El Gráfico 2: Public social spending as a share of GDP, 1979 to 2016 revela que el gasto en bienestar social también se incrementó:

  • Francia (línea continua) mantuvo su liderazgo, pasando de aproximadamente el 20% del PIB en 1979 a superar el 30% hacia 2010.
  • El Reino Unido (línea punteada) y Estados Unidos (línea discontinua) también vieron aumentos significativos. El Reino Unido pasó de alrededor del 15% a cerca del 23%, mientras que Estados Unidos, aunque partió de una base más baja (alrededor del 12%), se acercó al 20% en los años post-2008.

Este aumento se justifica por la remodelación de los programas sociales. Iniciativas como el workfare en Estados Unidos, donde los beneficios sociales se condicionan a la participación en el mercado laboral o en programas de formación (Handler & Hasenfeld, 1991), y las políticas activas del mercado laboral en Europa, no representaron una reducción del Estado, sino la creación de nuevos programas gubernamentales de control y disciplinamiento laboral. Lejos de una retirada, el Estado estaba consolidando su poder, con el neoestatismo prosperando bajo el disfraz retórico del neoliberalismo.

La crisis de 2008 y la pandemia de COVID-19 no fueron el "fin del neoliberalismo", sino la culminación de la estrategia neoestatista. La masiva intervención estatal, desde los rescates bancarios hasta los confinamientos y los paquetes de estímulo sin precedentes de la pandemia, solo sirvieron para desenmascarar la verdadera naturaleza del sistema: los mercados operan bajo la atenta mirada y el control estratégico del Estado (Graeber, 2011).

El mito del neoliberalismo persiste debido a su utilidad retórica. Al enmarcar los desafíos económicos y la creciente desigualdad como el resultado de mercados sin restricciones, el Estado se exime de responsabilidad y justifica una mayor intervención (Chomsky, 1999). La desigualdad floreció, de hecho, bajo la expansión monetaria, la regulación de amigos (cronyism) y las intervenciones estatales, demostrando que el laissez-faire fue una quimera. El discurso académico y público sobre el "fundamentalismo de mercado" oculta la supervisión estatal y permite que la narrativa del neoliberalismo prospere, ampliando el rol real del Estado. La verdad es simple: el Estado nunca ha cedido el control.

Conclusión

La investigación presentada concluye que la caracterización de las últimas cinco décadas como la "era neoliberal" constituye un mito fundacional de la economía política moderna. Lejos de la retirada estatal y el triunfo del laissez-faire pregonado por sus defensores y críticos por igual, el periodo de 1979 a 2020 se define por el ascenso del neoestatismo: una reestructuración estratégica del poder gubernamental que empleó la retórica de la liberalización y la desregulación para consolidar y expandir el control estatal sobre los principales resortes económicos y sociales.

La evidencia empírica, particularmente el sostenido e incluso creciente gasto público total y social como proporción del PIB en las principales economías occidentales (Francia, Estados Unidos, Japón y Reino Unido), contradice directamente la premisa de la austeridad neoliberal. Las políticas clave, como las privatizaciones y la desregulación financiera, no buscaron la anarquía del mercado, sino la sustitución de la gestión directa por una regulación indirecta y centralizada, un cambio de táctica que se hizo evidente en las coordinadas intervenciones de rescate de la crisis de 2008 y la gestión de la pandemia de COVID-19.

El mito del neoliberalismo es, por tanto, un instrumento de opacidad política. Al culpar a los "excesos del mercado", el Estado ha logrado eludir la responsabilidad por las crisis sistémicas y la creciente desigualdad, mientras legitima continuamente su propia expansión. Solo despojándonos de esta narrativa engañosa podremos enfocar el análisis económico y la crítica política en los verdaderos desafíos de nuestro tiempo: la extralimitación, la centralización y la opacidad del poder ejercido por el Estado neoestatista. El desafío intelectual que se presenta a la economía política especializada es doble: reescribir la historia económica reciente bajo la luz del neoestatismo y proponer un marco que aborde la persistente expansión del control estatal que ha operado bajo el disfraz de la liberalización.

Aníbal Sebastián Mercaich; Economista

Referencias

Chomsky, N. (1999). Profit Over People: Neoliberalism and Global Order. Seven Stories Press.

Gamble, A. (2018). The Myth of Neoliberalism. In P. A. Hall & M. Lamont (Eds.), Successful Societies: How Institutions and Culture Affect Health. Cambridge University Press.

Graeber, D. (2011). Debt: The First 5,000 Years. Melville House.

Handler, J. F., & Hasenfeld, Y. (1991). The Moral Construction of Poverty: Welfare Reform in America. Sage Publications.

Harvey, D. (2005). A Brief History of Neoliberalism. Oxford University Press.

Rendueles, C. (2013). Socio-Fobia: El cambio político en la era de la socialdemocracia. Capitán Swing.

Sargent, T. J. (1999). The Conquest of American Inflation. Princeton University Press.

Slobodian, Q. (2018). Globalists: The End of Empire and the Birth of Neoliberalism. Harvard University Press.

El gobierno entrerriano, a través del Instituto Autárquico de Planeamiento y Vivienda (IAPV), licitará la terminación de 30 viviendas pertenecientes a la Cooperativa de Vivienda, Consumo, Servicios Sociales y Crédito (Vicoer) en la ciudad de Paraná. Las obras serán financiadas con recursos del programa Ahora Tu Hogar.