El modelo de responsabilidad de Hellison: educar en valores a través del deporte
El deporte es capaz de abrir ventanas de oportunidad excepcionales para que niños y adolescentes crezcan en autonomía. El modelo de responsabilidad de Hellison plantea cómo alcanzar este objetivo.

Los beneficios del deporte son indudables. Practicar actividad física mejora la salud física y mental y, por lo mismo, debería promoverse desde las primeras etapas de la vida. Pero aún hay más, y es que este es un excelente medio para transmitir valores. Si quieres saber más al respecto, te interesará conocer el modelo de responsabilidad de Hellison.
Cabe mencionar que no es el deporte en sí mismo el que logra inculcar estas cualidades, sino la oportunidad que nos da para aplicar una metodología educativa muy particular. A este respecto, el doctor e investigador estadounidense Donald Hellison desarrolló un modelo de enseñanza que pretende fomentar la responsabilidad personal y social en los jóvenes.
El objetivo prioritario era permitir que jóvenes en riesgo de exclusión experimentaran sensaciones asociadas al éxito en el marco del deporte. Así, se desarrollarían sus capacidades personales y sociales que podrían, posteriormente, ser aplicadas a los contextos de la vida cotidiana, lo que nos haría poner en marcha mejores estrategias de afrontamiento frente a la adversidad.
El modelo de responsabilidad personal y social de Hellison
Como comentamos, esta metodología ayuda a los menores a desarrollar la responsabilidad en un ambiente seguro, controlado y supervisado por profesionales de la educación. Así, se aplica en el ámbito de la educación física y las escuelas deportivas.
Gracias a este modelo, se logran transmitir valores tales como el respeto, el autocontrol, la empatía, el esfuerzo y la ayuda a los demás. Y, para lograrlo, se proponen cinco niveles de responsabilidad (que se trabajan durante la práctica deportiva) a través de los cuales los jóvenes van ascendiendo:
Nivel I: respeto
Se busca crear un adecuado clima de convivencia y trabajo. Para ello, se promueve el respeto entre los compañeros y hacia las figuras de autoridad, así como el cuidado de los materiales y las instalaciones. Para trabajar este nivel de responsabilidad se establecen unas normas (consensuadas por todos), se evita la violencia de cualquier índole y se promueve la empatía.
Nivel II: participación y esfuerzo
En este segundo nivel se busca estimular una actitud proactiva en las actividades propuestas bajo la supervisión del profesor. El objetivo es implicarse y esforzarse verdaderamente en las tareas propuestas; eso sí, promoviendo igualdad de oportunidades para todos los participantes.
Nivel III: autonomía personal
Este siguiente escalón anima al alumno a realizar las actividades propuestas con autonomía, sin necesidad de ser supervisado. En este nivel el joven puede planificar, organizar, tomar decisiones y responsabilizarse por sus propias acciones.
Nivel IV: liderazgo y ayuda a los demás
En este nivel se trata de extender la responsabilidad más allá de uno mismo y aplicarla al plano social. De este modo, los alumnos más aventajados pueden ayudar a aquellos que presentan más dificultades, e incluso dirigir parte de la sesión o toda ella.
Nivel V: transferencia a otros contextos
Posteriormente, Hellison añadió este quinto nivel a su modelo, a fin de completarlo y asegurarse de su utilidad. Y es que es importante recordar que esta responsabilidad adquirida, que todo lo aprendido durante las sesiones de deporte, debe poder transferirse y aplicarse a la vida cotidiana de los jóvenes.

¿Cómo se aplica
el modelo de responsabilidad personal y social de Hellison?
Si un educador quiere aplicar esta metodología a sus clases deportivas, puede valerse de una estructura y una serie de estrategias y herramientas claras:
- Estructura de la sesión: al inicio de cada clase, el profesor puede recordarle a los alumnos los cinco niveles de responsabilidad, explicar cuál se va a trabajar ese día y con qué actividades. De este modo, los menores saben qué se espera de ellos y esto les motiva a implicarse y superarse.
- Interacción profesor-alumno: es importante que durante cada sesión todo alumno pueda tener contacto o interacción con el profesor al menos una vez. Esto ayuda a los jóvenes a sentirse importantes y valiosos.
- Oportunidades: el educador debe procurar que, durante la práctica del deporte, los alumnos tengan oportunidades para tener éxito; esto es, que todos sientan que han sido capaces de cumplir con la tarea que se les ha propuesto.
- Reunión de grupo: al finalizar la sesión todos se juntan para comentar lo ocurrido durante la sesión. Esto a fin de reflexionar si se han logrado los objetivos, qué comportamientos y actos han sido adecuados y cuáles se pueden mejorar.
- Reflexión y autoevaluación: finalmente se ofrece un momento de reflexión para que cada niño piense en su propio desempeño y comportamiento durante la sesión. Se les propone autoevaluarse brevemente de forma positiva o negativa utilizando el pulgar hacia arriba o hacia abajo.
En suma, el modelo de responsabilidad de Hellison ofrece una propuesta estructurada y efectiva para aplicar en las escuelas deportivas. Aunque se concibió para ayudar a menores en riesgo de exclusión, ha evidenciado ser muy eficaz con todo tipo de poblaciones de jóvenes. Por ello, si se desea aprovechar el potencial de deporte para transmitir valores y fomentar la responsabilidad, este es un excelente medio para lograrlo.
Info: Elena Sanz. Psicóloga.