El otro fracaso de Trump al no poder romper el eje Pekín-Moscú: Xi Jinping promete más apoyo a Rusia
Mientras el presidente de EEUU se dedica ahora a amenazar a Putin con llevar su guerra arancelaria hasta Rusia, y anuncia un acuerdo de suministro de armas con Kiev, la sólida relación entre chinos y rusos continúa intacta

En una entrevista poco antes de las elecciones estadounidenses de noviembre de 2024, Donald Trump argumentó que Estados Unidos, bajo el liderazgo de Joe Biden, era el responsable del impulso que habían dado las relaciones entre China y Rusia. "Separar a las dos potencias nucleares será una prioridad de mi Administración. Voy a tener que separarlas y creo que puedo hacerlo", declaró el republicano. A principios de año, después de su conciliadora primera llamada con Vladimir Putin, el ya presidente de EEUU recordó lo mismo en otra entrevista en Fox News. "Como estudiante de Historia que soy, lo primero que aprendes es que no quieres que Rusia y China se unan jamás", subrayó.
Durante un tiempo, cuando Trump parecía haber dado un claro giro prorruso sobre la guerra en Ucrania, desde Washington salieron muchos análisis asegurando que iba a tratar de alejar a Putin de su homólogo chino, Xi Jinping. Ante estas manifestaciones, los portavoces chinos, incrédulos por la visión que trasladaban sus rivales, insistían aquellos días en que la asociación Pekín-Moscú era más fuerte que nunca.
Este verano, mientras Trump se dedica ahora a amenazar a Putin con llevar su guerra arancelaria hasta Rusia, y anuncia un acuerdo de suministro de armas con Kiev, la sólida relación entre chinos y rusos continúa intacta, con el gigante asiático manteniendo su salvavidas económico para ayudar al Kremlin a sortear las sanciones occidentales. Trump no sólo no ha logrado abrir una brecha entre Xi y Putin, es que, a tenor de los últimos movimientos diplomáticos entre Pekín y Moscú, ambos vecinos siguen remando de la mano en la misma dirección, una que lleva a tratar de impulsar un nuevo patio global más multipolar alejado del dominio de EEUU.
Los guiños entre los dos regímenes son constantes. El martes, Xi Jinping se ha reunido en Pekín con el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, a quien dijo que ambos países debían "fortalecer el apoyo mutuo en los foros multilaterales" y deben trabajar para "unir a los países del Sur Global y promover el desarrollo del orden internacional en una dirección más justa y razonable".
Estas fueron algunas declaraciones recogidas por los canales oficiales chinos, mientras que la lectura rusa de la charla apuntó a que ambos habían hablado también de la próxima visita de Putin a la capital china para unirse a un desfile militar por el 80 aniversario de la victoria de China en su guerra de resistencia contra la agresión japonesa en el marco de la Segunda Guerra Mundial.
Putin devolverá la visita que realizó mayo de Xi a Moscú por el desfile del Día de la Victoria. El ruso también participará en una cumbre de líderes de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), un grupo que China lleva tiempo intentando presentar como un contrapeso a los bloques liderados por Occidente. Esta semana, los principales diplomáticos de los miembros de la OCS han celebrado su cumbre anual en la ciudad china de Tianjin, que ha reunido a Lavrov con el ministro chino Wang Yi, el indio Subrahmanyam Jaishankar y el iraní Abbas Araghchi.
Las últimas promesas de apoyo entre China y Rusia llegaban horas después del ultimátum de Trump a Putin sobre que impondrá aranceles "muy severos" contra Moscú si no resuelve con un acuerdo de paz su guerra en Ucrania en 50 días. Ante esta amenaza, en Pekín salieron en defensa de Moscú diciendo de que la "coerción" de Trump no resolvería el conflicto. "China se opone firmemente a todas las sanciones unilaterales ilegales y a la jurisdicción de largo alcance. En una guerra arancelaria nadie gana, y la coerción y la presión no resolverán los problemas", declaró el martes un portavoz del Ministerio de Exteriores chino.
Desde que arrancó en 2022 la invasión rusa a gran escala de Ucrania, los líderes chinos se han esforzado en vender que Pekín es un actor neutral en el conflicto y un potencial mediador para lograr la paz. Desde la segunda economía mundial se llegó a presentar una propuesta de paz que recogía el respeto a la soberanía de Ucrania y un llamamiento a un alto al fuego, a la vez que consideraba legítimas las preocupaciones de seguridad de Rusia sobre la expansión de la OTAN.
Incluso algunas voces autorizadas del ejército chino han manifestado la predisposición a enviar tropas de paz a Ucrania para ayudar a preservar cualquier alto el fuego negociado entre Moscú y Kiev. Los líderes europeos han pedido muchas veces (sin éxito) al líder chino que utilice su influencia sobre Putin y que presione a su socio para que ponga fin a la guerra. Mientras, desde Washington, continúan acusando con frecuencia a Pekín de vender a Moscú las tecnologías de doble uso necesarias para alimentar la "máquina de guerra" de Putin.
Info: Lucas de la Cal – El Mundo