El Senado francés rechaza el plan de desconfinamiento del Gobierno para Francia

05.05.2020

El rechazo del Senado a su plan de desconfinamiento pone a Emmanuel Macron en una situación política delicada

El Senado (segunda cámara del Parlamento francés) ha votado la tarde del lunes en contra del plan de desconfinamiento aprobado la semana pasada por la Asamblea Nacional (AN, primera cámara). Escaramuza parlamentaria que abre una inflamable -guerra de guerrillas- política que no  debiera  afectar a la fecha  del principio del  desconfinamiento  anunciado para el  próximo día 11.

Según el modelo parlamentario francés, el Gobierno propone sus proyectos de Ley a las dos cámaras del Parlamento, AN y Senado, que deben aprobar el proyecto, matizándolo, ocasionalmente. Si ese debate se prolonga, el Gobierno puede recurrir al artículo 50.1 de la Constitución que le permite imponer un decretazo para poner fin a unos debates parlamentarios si se teme o sospecha que pudieran prolongarse indefinidamente.

La semana pasada, la AN aprobó con 368 votos a favor, 100 en contra y 103 abstenciones el proyecto de desconfinamiento propuesto por el primer ministro, Édouard Philippe. Ayer, el Senado rechazó ese proyecto con 89 votos en contra, 81 a favor y 174 abstenciones. El rechazo del Senado a su plan de desconfinamiento pone a Emmanuel Macron en una situación política delicada, cuando están apareciendo dudas de cierto calado entre una opinión pública que recibe a diario una multitud de mensajes e iniciativas que rozan lo contradictorio. La segunda fase del desconfinamiento, que debiera comenzar el lunes día 11, puede confirmarse. Pero el presidente y su Gobierno entran en una fase de turbulencias inflamables.

Primera grieta

El presidente Macron ha presentado a debate todas las grandes decisiones políticas, económicas y sanitarias ante las dos cámaras del Parlamento. Con éxito. Hasta ayer cuando estalló un amago de crisis y resistencia. El Gobierno puede seguir adelante con su proyecto de desconfinamiento, paralelo a la prolongación del Estado de urgencia sanitaria, que tiene previsto prolongar hasta finales de junio.

Macron tiene mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, donde no existe resistencia ni oposición significativa. La derecha tradicional es mayoritaria en el Senado, donde es muy visible una suerte de fragmentación política. Rechazando el proyecto de desconfinamiento, el Senado levanta un -hacha de guerra- no solo simbólica. La resistencia y rechazo del Senado, mayoritariamente conservador y moderado ilustra bien la aparición de divergencias políticas y sociales de cierto calado, que pueden complicar el proceso de desconfinamiento que debe comenzar el próximo lunes.

La semana pasada, el Gobierno anunció que se reservaba la posibilidad de dar un -parón a todo el proceso de desconfinamiento, si los indicadores sanitarios fuesen menos favorables de lo esperado, amenazando con precipitar una segunda ola, que no está completamente descartada. El Senado confirma una división que es un reflejo fiel de las incertidumbres de la opinión pública.

Según el plan de desconfinamiento previsto, a partir del día 11 funcionarán escuelas y transportes públicos, abrirán comercios. A finales de mayo debe estudiarse la posible apertura de bares y restaurantes. Édouard Philippe completó esos proyectos anunciado la concesión de 200 euros a unos 800.000 jóvenes menores de 25 años y de condición modesta para frenar la crisis del coronavirus. Proyectos y gestos que no convencieron a los senadores y la opinión pública percibe con reserva. Muchos padres franceses son partidarios des desconfinamiento pero desconfían de la vuelta al colegio.

Macron ha deseado someter su acción política, durante la crisis, al control parlamentario, la concertación política y social. El rechazo del Senado al proyecto abre una primera grieta en ese proyecto global. No existe oposición política radical. Sindicatos e izquierda. Macron y su gobierno podrán escuchar y matizar sus proyectos, o seguir por la estrecha vía del poder absoluto y solitario.