En Brasilia, los votantes de Bolsonaro practican 'tiro al blanco' con los rostros de Moro, Maia y Moraes
Video. Los gobernadores de Río y São Paulo, Wilson Witzel y João Doria, y el parlamentario Joice Hasselmann, también fueron blanco de la "broma" de los fanáticos.

Un grupo de simpatizantes del presidente de la República, Jair Bolsonaro, practicó "tiro al blanco" con globos de agua y las caras de figuras políticas, este fin de semana frente al Palacio de Planalto.
Los líderes de los poderes judicial y legislativo, además de los gobernadores estatales, son hostigados por el grupo de fanáticos, mientras que el presidente de la República es exaltado.
El ministro de STF, Alexandre de Moraes, el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, el ex ministro de Justicia y Seguridad Pública, Sergio Moro, los gobernadores de Río y São Paulo, Wilson Witzel y João Doria, y el diputado federal , Joice Hasselmann, fueron los objetivos elegidos para la "broma".
“Tiro ao alvo” pic.twitter.com/zBEesdQVt6
— Samuel (@SamPancher) May 9, 2020
Tiro ao alvo na Praça dos Três Poderes, em frente ao Palácio do Planalto. pic.twitter.com/6s9YW8VDBi
— Rafael Fontana (@RafaelFontana) May 9, 2020
Na porta do Palácio do Planalto bolsonaristas praticam “tiro ao alvo” com balões de água num banner com os rostos de @alexandre, @RodrigoMaia, @SF_Moro, @jdoriajr, @joicehasselmann e @wilsonwitzel. Todos os outros poderes são hostilizados, enquanto Bolsonaro é o único enaltecido pic.twitter.com/CvQn8y3iXf
— George Marques (@GeorgMarques) May 9, 2020
Aunque las
muertes asciendan a 900 por día, los seguidores del presidente amenazan con
tomar el Congreso y los Tribunales para que se levanten las cuarentenas que
avaló el máximo tribunal.
El inminente colapso del sistema de salud en Brasil que se acerca a los 10 mil contagios y 900 muertes cada 24 horas, no basta para modificar el leitmotiv de Jair Bolsonaro. El presidente quiere recuperar la autoridad personal en todas las decisiones relacionadas con las cuarentenas y, desde ese lugar, apuesta a reconquistar espacios de poder dentro de su propio gobierno. De allí su embestida contra los gobernadores e intendentes, que por obra y gracia de una sentencia reciente de la Corte Suprema tienen prerrogativas para resolver el aislamiento social e incluso el lockdown y es vista por los seguidores de Bolsonaro como la cabeza de una conspiración para derrocar al Presidente, como quedó en claro en las protestas
Deseoso de imponer sus criterios en la batalla contra el coronavirus, el jefe de Estado convocó a Brasilia a un nutrido grupo de industriales, dueños de grandes empresas. Primero los agasajó con un almuerzo, que presidió en compañía de cuatro ministros, entre ellos el general Walter Braga Neto, jefe de la Casa Civil y "presidente operativo" y el ultra liberal Paulo Guedes, de Economía.
Pero la parte
más importante vino después del festín. Por iniciativa del presidente, él y los
empresarios cruzaron a pie la Plaza de los Tres Poderes para golpear la puerta
del Supremo Tribunal Federal (STF). Sin aviso previo, consiguió que los
atendiera de inmediato el titular del máximo organismo judicial, José Antonio
Dias Toffoli. Según le dijo Bolsonaro, el objetivo era "sensibilizar"
a la Justicia sobre las demandas de flexibilización de los confinamientos,
impuestos para controlar la difusión del Covid-19.