Frenología: la pseudociencia que se usó hasta para "escoger la esposa perfecta"

08.01.2019

A mediados del siglo XIX, en un popular musical llamado "Florodora" aconsejaban: "Debes elegir a tu esposa con cuidado frenológico, pues en el reino que está debajo de su sombrero está mapeado tu futuro".

Un examen craniológico que -se creía- revelaba todo (caricatura de 1900).

Hoy en día, la idea de que los jóvenes basen su elección de futura esposa en lo que se encuentra "debajo de su sombrero", es decir, las dimensiones de su cabeza, es ridícula.

Sin embargo, hace 150 años no era ningún chiste.

En esa época estaba en boga la "ciencia de la frenología" que declaraba que la mejor manera de leer el carácter de un individuo era a través de la forma de su cráneo.

Había un mapa de cada región del cerebro: este ilustra con dibujos en qué se especializaba cada área.

Las colonias penitenciarias se basaban en principios frenológicos y la reina Victoria de Inglaterra les pedía a los frenólogos que inspeccionaran a sus hijos.

La frenología fue iniciada por médicos como Franz Joseph Gall (1758-1828), quienes creían que el cerebro está formado por numerosos órganos, cada uno vinculado a una facultad, como la benevolencia y la destructividad.

Como tal, una frente prominente, donde residían los órganos "perceptivos", indicaba un intelecto impresionante, mientras que una protuberancia en la corona era signo de un fuerte sentido de la moral.

Esas ideas ciertamente tuvieron eco.

Desde Nueva York hasta Calcuta surgieron sociedades frenológicas, y el público acudía en masa a conferencias sobre la ciencia del cráneo. Muchos estaban convencidos de que la frenología podría hacer del mundo un lugar mejor, de varias y dispares formas, como verás a continuación.

Cómo se utilizó la frenología para... Encontrar la esposa perfecta:

Y aquí, "La imagen de la buena salud", con regiones en diferentes colores indicando los órganos atribuidos a los instintos animales, domésticos, a las aspiraciones, el "auto perfeccionamiento", a las facultades morales, perceptivas y reflectivas.

Para el soltero victoriano, elegir una esposa podía ser complicado. Sin duda, la mayoría prefería a alguien que se acomodara y conformara con sus deberes de acuerdo a una sociedad dominada por los hombres: cuidar los niños, el hogar y su marido.

Pero, ¿cómo evitar casarse con una "rebelde"?

"La frenología popular de Coombe", publicada en 1841, explicaba: "Uno de los primeros requisitos en una buena esposa es verificar que tenga una buena cabeza".

Dos órganos frenológicos eran importantes: la 'filoprogenidad', que producía afecto por los niños y aseguraba que la futura esposa sería una buena madre; y la 'amatividad', que controlaba el deseo sexual -muy poco, y la noche de bodas no sería agradable; demasiado, y corrían el riesgo de ser cornudos-.

En una sociedad en la que se creía que la sexualidad femenina debía regularse cuidadosamente, los manuales frenológicos sobre el matrimonio resultaron increíblemente populares.

Rehabilitar criminales:

Semanalmente, en la prisión de mujeres de Nueva York se celebraba una conferencia frenológica.

La matrona, la señora Farnham, había decidido que la Biblia no les estaba haciendo mucho bien a las internas, así que comenzó a leer en voz alta "La Constitución del Hombre", la exposición clásica de George Combe sobre los méritos de la frenología.

Pronto, otros reformadores en Europa y Australia siguieron su ejemplo y recurrieron a la frenología para rehabilitar a la creciente población carcelaria.

Revisando la cabeza de un niño para evaluar su futuro. En la pared está la imagen de Gall (1757-1828), fundador de la teoría de que la forma del cráneo está relacionada con la capacidad y el comportamiento intelectual. Ilustración de 1886 por Frank Dadd.

Todo esto fue parte de un cambio más amplio en las actitudes hacia el crimen en el siglo XIX.

Muchos habían empezado a considerar el castigo físico como ineficaz, una reliquia de una era pasada. En lugar de ejecuciones y azotes, los criminales necesitaban ser reformados. Las nuevas cárceles se convirtieron en los marcadores de una sociedad civilizada moderna.

¿Pero qué caracterizaba a la mente criminal? ¿Y cómo podría arreglarse? Con la frenología.

Farnham explicaba que el desarrollo del cerebro distinguía a los criminales del resto de la población. Un gran órgano de "adquisición", que quedaba justo encima de la oreja, aumentaba la tentación de robar.

Eso era particularmente problemático si se combinaba con una protuberancia alrededor del área asociada con la "conciencia". La idea era que si los internos entendían cómo funcionaban sus cerebros, podrían practicar más autocontrol.

Grabado de W Taylor satirizando la frenología, muestra a un médico que examina la cabeza de un paciente "para leer la mente" mientras que esperan la inspección. Gall (1758-1828) llamó a su sistema organología, pero más tarde cambió a frenología, derivado de la palabra griega para la mente phren.

Educar a los 'débiles de mente':

La primera "escuela frenológica" del mundo se creó en Calcuta en 1825, una creación del cirujano George Murray Paterson de la Compañía de las Indias Orientales.

Estaba obsesionado con la maleabilidad del cerebro y sospechaba que la educación podía cambiar la organización física de la mente.

Cada mañana, a los alumnos bengalíes les medían la cabeza con un par de calibradores.

Después de seis meses, Paterson descubrió que las áreas del cerebro asociadas con el intelecto, en la parte frontal de la cabeza, aparentemente habían mostrado una gran mejoría.

Esto supuestamente apoyaba la creencia colonial típicamente racista de que los indios eran degenerados y débiles; se pensaba que sólo la educación y la cultura británicas podían convertirlos en sujetos civilizados.