Investigadores suizos desarrollaron una toallita con IA que detecta infecciones y desequilibrios hormonales

05.06.2025

Se llama MenstruAI y recurre a biomarcadores en la sangre menstrual para anticipar la presencia de enfermedades.

Una microtecnología dentro de la toalla y con el celular como aliado: desarrollaron dos prototipos con materiales súper flexibles, suaves y cómodos. Créditos: MXP/LeonardoAI.
Una microtecnología dentro de la toalla y con el celular como aliado: desarrollaron dos prototipos con materiales súper flexibles, suaves y cómodos. Créditos: MXP/LeonardoAI.

El cuerpo tiene sus formas de hablar. Lo hace con gestos, con temperaturas, con flujos. Habla incluso cuando el ser humano decide callar. Pero durante siglos, hubo un lenguaje corporal que fue deliberadamente ignorado: el de la menstruación. Sangrar una vez al mes fue para muchas personas menstruantes motivo de silencio, vergüenza o invisibilidad. Hasta que un laboratorio suizo decidió escucharlo. Y lo tradujo.

Desde el Instituto Federal de Tecnología de Zúrich (ETH Zurich), un grupo de investigadores desarrolló MenstruAI, una tecnología tan silenciosa como revolucionaria. A simple vista, parece una toallita higiénica común: blanca, fina, descartable, pero es todo lo contrario. Por dentro, es un pequeño laboratorio portátil que puede detectar biomarcadores asociados a enfermedades como infecciones, desequilibrios hormonales, endometriosis o incluso cáncer de ovario. Y lo hace mientras se usa, sin dolor ni agujas, sin moverse de casa.

La sangre menstrual –esa que siempre se descartó como desecho– se vuelve en este desarrollo suizo una fuente de información clínica y de poder.

La toallita que reacciona

Los investigadores no solo pensaron en innovación, sino también en acceso, en mujeres que viven lejos de los centros de salud; en adolescentes que no pueden pagar un análisis; en comunidades donde ir al médico es un privilegio y donde el diagnóstico temprano puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Desde esa premisa, diseñaron MenstruAI: una toallita que diagnostica.

La clave está en una vieja conocida: las tiras reactivas, similares a las de los tests de embarazo. Dentro de MenstruAI hay un ensayo de flujo lateral que reacciona ante determinados biomarcadores. Cuando la sangre menstrual fluye a través del papel especial, si detecta ciertas proteínas vinculadas a enfermedades, la tira cambia de color. No se necesita intervención médica, ni instrumental, ni conocimientos previos. Los tres biomarcadores que detecta son: CRP, indicador de infecciones o inflamaciones; CEA, asociado a ciertos tipos de cáncer y CA-125, relacionado con endometriosis y cáncer de ovario.

Uno de los mayores retos fue lograr que toda esa ciencia no incomode y que sea invisible al uso. El equipo suizo trabajó en dos modelos. El primero incluye una cápsula blanda de silicona con una membrana soluble que libera la muestra al sensor en el momento justo. El segundo, más sofisticado, emplea microcanales que regulan el flujo mediante capilaridad: solo una dosis precisa llega al test, el resto se absorbe. Ambos diseños fueron testeados por usuarias. El veredicto fue claro: cómodos, eficaces, confiables. Ciencia de precisión que no interfiere con lo cotidiano.

El celular como puente

Una vez usada la toallita, la usuaria le toma una foto con una app en su celular. Allí entra en juego la inteligencia artificial, que analiza el patrón de colores y ofrece el resultado: normal o con señales de alerta. Además, guarda un historial que permite seguir la evolución mes a mes. Así, se construye un ecosistema de monitoreo: cuerpo, test, celular. Una conversación privada y permanente entre salud y tecnología.

Según el estudio -publicado recientemente en la revista Advanced Science-, la suma total de cada unidad ronda el dólar. Ese precio es, en sí mismo, una declaración de principios: tecnología pensada no para venderse en clínicas privadas, sino para distribuirse en escuelas rurales, hospitales públicos o zonas vulnerables.

Por eso, en una cultura donde la sangre menstrual sigue representándose en las publicidades con líquido azul y en la vida cotidiana como un tema incómodo, este pequeño dispositivo plantea una disrupción: transforma lo invisible en visible. Lo íntimo, en político. Lo descartado, en valioso.

En esa línea, los investigadores no esperan que MenstruAI cambie el mundo de inmediato, pero saben que abre una puerta. Que es una prueba de que otra medicina es posible: una más cercana, más inclusiva, más amable con los cuerpos. Que no impone ritmos ajenos, que no invade, que no duele.

Con todo, la sangre menstrual, hasta ahora ignorada, se convierte así en materia prima para una ciencia más justa. Una ciencia que no necesita hospitales de lujo, ni grandes laboratorios, ni costosos procedimientos. Solo una toallita blanca, una app y una mirada distinta.

Info: María Ximena Perez