Irán y Rusia enviarán barcos y aviones a Venezuela para disuadir a Trump
Teherán y Moscú han anunciado planes militares para acudir al Caribe, en medio de su creciente tensión con Washington
Irán: misión militar para cinco meses
"Entre nuestros planes para un futuro cercano está enviar dos o tres barcos con helicópteros especiales a Venezuela en una misión que podría durar cinco meses", anunció a principios de mes el número dos de la Armada iraní, el contralmirante Touraj Hassani Moqaddam.
Esa misión, de acuerdo con las autoridades iraníes, podría incluir el nuevo destructor Sahand, presentado el mismo día en la base de Bandar Abbas, en la boca del Golfo Pérsico. Este buque, construido en Irán, cuenta con «capacidades ocultas», según el jefe de los astilleros de la Armada iraní, contralmirante Alireza Sheikhi. Todo indica que está habilitado con propiedades de sigilo para evadir la detección de radares. El buque dispone de autonomía para desplazarse durante cinco meses sin repostar, está dotado de una plataforma para el aterrizaje de helicópteros y tiene capacidad para el lanzamiento de misiles.
Rusia: envío de aviones y barcos
El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, anunció, en el contexto de un encuentro en Moscú con su homólogo venezolano, Vladimir Padrino López, que aviones y barcos rusos harán próximamente visitas a Venezuela. Indicó que esas paradas en bases áreas y puertos venezolanos son parte de la cooperación militar bilateral entre los dos países, que Shoigú dio a entender que se verá reforzada, si bien no ofreció detalles. Padrino comentó que el Gobierno de Caracas espera que Rusia ayude a modernizar parte del armamento vendido a Venezuela en los últimos diez años.
En 2008, la visita a Venezuela de bombarderos estratégicos Tu-160, así como de un crucero cargado con misiles, creó nerviosismo en Washington. De ese año data la reactivación por parte de Estados Unidos de su IV Flota, que había sido disuelta en 1950, en los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial. Aunque consagrada al Hemisferio Occidental, la IV Flota concentra especialmente su atención a la seguridad en el Gran Caribe, donde Venezuela puede servir de plataforma para potencias que deseen inquietar a Estados Unidos.
Las últimas semanas, Venezuela también se ha visto protegida por otras potencias que no se encuentran en muy buenos términos con Estados Unidos. En septiembre recibió la visita de un buque hospital de China, el Arca de la Paz, que se anticipaba a contrarrestar el efecto mediático de la visita de un buque similar estadounidense, el Confort, enviado a Colombia para atender a venezolanos refugiados en ese país. La semana pasada, Nicolás Maduro fue huésped del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
Brasil un arma clave en el patio trasero de América
La posibilidad de una invasión liderada por EE.UU., con la participación de otros países sudamericanos, ha sido alentada los últimos días por Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente electo de Brasil y elegido diputado en las recientes elecciones brasileñas. "La próxima operación de paz de Brasil será en Venezuela. Vamos a liberar a nuestros hermanos del hambre y del socialismo. La mejor solución a la crisis migratoria que vivimos es la salida de Maduro del poder", ha dicho.
Algo similar pasó con el tema israelí. En su afán por acercarse al gobierno estadounidense y al mismo tiempo retribuir el fuerte apoyo del mundo evangélico, Bolsonaro prometió cambiar la embajada brasileña en Israel de Tel Aviv a Jerusalén. Esa promesa estuvo presente en toda su campaña electoral, pero al anunciarlo oficialmente tras la victoria electoral se encontró con una inesperada reacción de la Liga Árabe, y más fuertemente de países como Egipto y Jordania, que pasaron a defender un boicot a los productos brasileños si tal medida fuera concretado.
La amenaza causó revuelo en el sector empresarial brasileño, especialmente en el rubro de la carne, producto responsable por gran parte de las exportaciones del país. La mayoría de los países del mundo árabe rechaza categóricamente la medida estadounidense de trasladar la embajada, tanto los 22 de la Liga Árabe como otros países de mayoría musulmana pero que no forman parte del bloque, como Irán y Turquía. Esos países árabes o de mayoría musulmana son los compradores de más de 45% de la carne de pollo y de vacuno brasileñas, las que incluso son exportadas con el sello halal, que significa que siguen las normas del islán para la creación y matadero de animales. Un posible boicot árabe a esos productos llevaría Brasil a perder un superávit comercial de 7 mil millones de dólares con los países árabes.