Las 7 pistas que deja el egoísmo

26.04.2021

Si examinas la última semana, o simplemente el día de hoy, seguro que recuerdas algún momento en el que has hecho algo por alguien. Algo que te ha supuesto un coste personal, ya sea en tiempo dinero u otro tipo de recursos. Igual también recuerdas algún momento en el que has rechazado esta petición porque has considerado que este coste era demasiado alto.

Las personas no solemos ser una virtud de generosidad ni un continuo de comportamientos egoístas, más bien nos encontramos en un intermedio en el que nos movemos dependiendo de varios factores, entre ellos nuestro momento vital.

Infinidad de veces nos hemos hecho la pregunta de "¿Soy egoísta si hago o no hago tal cosa?". Esta pregunta surge cuando alguien nos hace una petición razonable y tenemos que valorar si accedemos o no. Cuando acceder supone un coste, o cuando se nos ocurren formas de ayudar que pueden o no ser desmedidas para la responsabilidad que tenemos. Seguro que a ti se te ocurren más situaciones en las que te has hecho esa pregunta y a menudo la respuesta no es sencilla.

Por ello, colocamos estos 8 rasgos que los pueden ayudar en el camino a descubrir comportamientos egoístas, tanto propios como ajenos. Cuando se reproducen de manera constante podemos decir que son característicos de personas con exceso de ego:

1. No muestran sus debilidades y vulnerabilidades.

Un motivo común y egoísta para no prestar ayuda es el temor a mostrar debilidad, a intentarlo y quedar en evidencia al sentir que nuestra acción en realidad no sirve de mucho. La persona piensa que, por echar una mano a la persona que la necesita, están mostrando debilidad e inseguridad interior.

Dejarán de lado la verdadera creencia de que todas las personas tenemos debilidades que nos convierten en humanos necesarias para aprender y evolucionar.

2. No aceptan las críticas constructivas.

Las personas con una actitud egoísta sostienen el pensamiento de que su entorno intenta menospreciar su trabajo y potencial. De este modo, intentarán a toda costa no reconocer una crítica constructiva. A menudo se defienden con la ironía y es muy complicado que reconozcan que están equivocados.

3. Consideran que merecen todo.

Las personas en una actitud egoísta se caracterizan por ser poco constantes a la hora de seguir sus metas. Podríamos decir que las cambian continuamente y demandan que cada una de sus ocurrencias sea valorada y tenida en cuenta de la misma forma que la de la persona que ya lleva una larga trayectoria.

Pueden llegar a pensar que el éxito estará siempre de su lado porque sí, dándoles igual a quien tengan que quitarse de en medio en su camino para conseguirlo.

4. No escuchan a los que están en desacuerdo con ellos.

Las personas egoístas sienten como enemigos a aquellos que son maduros e inteligentes, ya que estos son capaces de respetar y escuchar las opiniones ajenas.

Escuchar y aprender de las demás opiniones es una buena oportunidad de ampliar los horizontes y crecer. Selecciona con lo que quieres quedarte pero no dejes de escuchar, no ignores porque temes ni le vuelvas la espalda al mundo.

5. Critican a espaldas de los demás.

Las personas en actitud egoísta prefieren la crítica fácil y por la espalda. En el fondo temen no tener razón y así actúan desde la distancia para que la realidad no pueda estropear su idea de cómo tienen dibujado el mundo en su cabeza.

Necesitan creer, por ejemplo, que todas las personas que son pobres lo son porque no quieren trabajar y prefieren vivir en la calle o porque no tienen la suficiente fuerza de voluntad y constancia para formarse. Sosteniendo estas explicaciones pueden separarse mentalmente de las personas que viven en condiciones precarias, descartando la idea de que un día un golpe de mala fortuna pueda llevarlas al mismo lugar.

En el fondo temen por su palacio de cristal...

6. Agrandan sus logros.

Una de las carencias más importantes y notorias de una persona en actitud egoísta tiene que ver con la falta de humildad. La humildad es una virtud preciosa y humana necesaria para crecer como seres humanos y personas sociables con nuestro entorno. Las personas egocéntricas únicamente taparán este potencial personal buscando resaltar y engrandecer sus logros.

Se adjudicarán más responsabilidad de la que les corresponde cuando el resultado ha sido un éxito y buscarán la salida de emergencia cuando le proyecto no haya terminado bien. Por otro lado, puedes contar con ellos para navegar, siempre y cuando el viento vaya a favor.

Los retos difíciles o desafiantes no están hechos para ellas

7. Les da miedo arriesgarse.

Pánico, terror. Enlazando con el punto anterior no consideran el fracaso porque nunca se exponen a él. Eso sí, no dudan en criticar de forma dura y severa cuando otros no consiguen aquello que pretenden. Son los primeros que te van a decir, si es que ya se veía venir...

El egoísmo desde la psicología budista

En el budismo el egoísmo viene de un aferramiento excesivo al Yo/Ego. El Yo sería nuestra identidad, lo que somos desde que nacemos hasta el momento presente. Cuanto más nos sintamos identificados con este Yo, tendremos una actitud más egoísta porque sólo actuaremos buscando aquello que nos beneficia sólo a nosotros.

Maestros budistas, como Lama Rinchen Gyaltsen, aseguran que todo es cambiante, por lo tanto el Yo también. Es decir, si aceptamos que todo cambia nos desapegaremos del Yo y el mundo dejará de girar en torno a nosotros. No tiene sentido aferrarse a una identidad única cuando todo a nuestro al rededor cambia, incluido nosotros. Aquellos con más aferramiento un Yo estático, serán los que presenten conductas más egoístas y al mismo tiempo tolerarán peor los cambios.

Así pues, según el budismo la clave para dejar de ser egoístas sería desapegándonos del Yo. De esta forma nos restamos importancia a nosotros y comenzamos a tener más en cuenta a los demás.