Los “kamikazes” de Sri Lanka eran de clase media y uno había estudiado en el Reino Unido

25.04.2019

Los muertos en los ocho ataques del domingo ascienden ya a 359

Sorpresa a sorpresa, se van conociendo más detalles sobre los salvajes atentados que golpearon a Sri Lanka el Domingo de Resurrección, que van ya por 359 muertos. A la conmoción por la brutalidad de los ataques suicidas contra tres iglesias y tres hoteles de lujo se sumó el escandaloso error de las fuerzas de seguridad, que no avisaron al Gobierno de las alertas terroristas que habían recibido de los servicios secretos de la India.

Un día después de que el autoproclamado Estado Islámico (Daesh) reivindicara la carnicería, las autoridades han revelado algunos detalles también sorprendentes sobre los nueve kamikazes que la llevaron a cabo, entre los que había una mujer. "Querían que el islam fuera la única religión de Sri Lanka. La mayoría están bien educados y vienen de familias de clase media o media alta. Son bastante independientes financieramente y sus familias son muy estables. Esto es preocupante", anunció el viceministro de Defensa, Ruwan Wijewardene, ante la Prensa. Aunque no dio sus nombres, detalló que "uno de los terroristas suicidas estudió en el Reino Unido y luego hizo un curso de posgrado en Australia antes de volver a Sri Lanka".

Los investigadores sospechan que todos ellos estaban a las órdenes de un clérigo islámico, identificado como Zahran Hashim o Mohamed Zahran, que dirigía un grupo radical llamado Organización Nacional del Monoteísmo (National Thowheed Jama´ath). Con su veracidad aún por comprobar, en el vídeo de Daesh reivindicando el ataque aparece Zahran, ataviado con una túnica oscura y portando un fusil, junto a siete personas también de negro que, algunas luciendo puñales, se cubren los rostros con pañuelos. Jurando fidelidad al -califa- de Daesh, Abu Bakr al-Baghdadi, se atribuyen los atentados contra «miembros de la coalición dirigida por EE.UU. y los cristianos de Sri Lanka», en referencia a los hoteles de lujo donde perecieron una treintena de extranjeros y a las iglesias que tiñeron de sangre.

Todavía no se sabe si Daesh los entrenó o simplemente los ha inspirado. Pero todo apunta a que Zahran, que podría haberse inmolado en el ataque, adoctrinó a los jóvenes kamikazes en un campamento secreto al este del país. Un enorme salto con respecto a sus anteriores acciones, propagando mensajes del odio en las redes sociales, que hace sospechar la complicidad de grupos extranjeros. Así lo cree el primer ministro de Sri Lanka, Ranil Wickremesinghe, quien ha afirmado que los atentados "no se han podido perpetrar solo localmente" porque "ha habido una preparación y una coordinación que no hemos visto antes". Hasta ahora, lo más osado a lo que se había atrevido la Organización Nacional del Monoteísmo era a dañar estatuas de Buda. A pesar de las sospechas que pesan sobre este grupo, cuyo nombre y el de Zahran constan en las alertas policiales, todavía no ha dicho nada sobre los atentados.

Entre los terroristas suicidas también había dos hermanos, hijos de un rico comerciante de especias, que se hicieron estallar en los hoteles Sangri-La y Cinnamon Grand, según AFP. Su padre es uno de los 58 detenidos por la Policía, que también ha arrestado a seis refugiados paquistaníes, entre los que hay dos mujeres y dos niños.

Dos terroristas más, un hombre y una mujer, se inmolaron cuando la Policía iba a detenerlos el domingo por la noche y mataron a tres agentes. Otro, que iba a atentar contra un cuarto hotel, se hizo estallar y acabó con dos personas más.

"Estamos investigando si hay algún vínculo directo con alguna organización internacional" señaló el viceministro de Defensa. La cuestión es saber si se trata de una red organizada desde el extranjero o ha sido montada por yihadistas ceilaneses que han vuelto de luchar con Daesh en Siria o Irak. Para perpetrar un atentado de estas dimensiones, uno de los más mortíferos de la historia, hacen falta meses de preparación y una infraestructura sólida.

Ante el riesgo de que haya más ataques, pues se sospecha que hay terroristas huidos con explosivos, en Colombo se ha desatado la psicosis. La Policía ha difundido matrículas de supuestos coches bomba, lo que ha llevado a los conductores a poner un papel con su nombre y su número de teléfono cada vez que aparcan. Además, dos paquetes sospechosos han sido detonados este miércoles: uno en un restaurante cerca de la iglesia atacada de Negombo y otro en un cine de la capital. En medio de este clima enrarecido, la Embajada de EE.UU. ha advertido del riesgo de más atentados.

Entonando el -mea culpa-, el viceministro de Defensa ha reconocido «la responsabilidad del Gobierno» por el fallo de seguridad. Pero el presidente del país, Maithripala Sirisena, que dirige las carteras de Defensa y Seguridad, se ha descargado de toda culpa asegurando que él tampoco fue informado de las alertas terroristas. Culpando a sus subordinados, ha pedido la dimisión del secretario de Defensa y del inspector general de la Policía, lo único que no ha sorprendido de toda esta grave crisis.