Masiva manifestación de los chalecos amarillos en Francia entre un amplio despliegue policial y militar
Las autoridades habían prohibido manifestarse en el centro de ciudades como París, Niza o Burdeos tras los graves disturbios de la semana pasada en la capital

Manifestación de chalecos amarillos contra el Gobierno de Francia este sábado en París
Francia, víctima de la fiebre amarilla, siempre. La presencia llamativa del Ejército en las calles de París, la movilización de millares de antidisturbios en todo el territorio nacional, la creación de unidades paramilitares especiales, no ha impedido la manifestación globalmente pacífica de hombres y mujeres de distinta sensibilidad, vistiendo los mismos chalecos amarillos, contestando muchos de los fundamentos del modelo político nacional.
Emmanuel Macron anunció el viernes la prohibición preventiva de manifestaciones en lugares altamente simbólicos, en París y en una docena de capitales de provincias.
Prohibida la manifestación en los Campos Elíseos, la franquicia de los chalecos amarillos atravesó todo París, para terminar en la basílica del Sagrado Corazón de Montmartre, un lugar igualmente emblemático, excepcionalmente llamativo.
Desde la noche del viernes, los Campos Elíseos, Saint-Germain-des-Prés, entre lugares, habían sido tomados por las fuerzas de seguridad. Se evitaron las escenas del vandalismo del sábado día 16. Pero la manifestación de la XIX semana de protestas amarillas fue más grande, igualmente llamativa, para culminar en uno de los espacios públicos más famosos de París, en los altos de las colinas del barrio de Montmartre, al pie de un templo religioso construido tras la Comuna de París.
Enfrentamientos violentos
A primeras horas de la tarde del sábado, sin embargo, se habían producido enfrentamientos violentos, con ataques a pedradas y respuestas con gases lacrimógenos, en ciudades como Lille (en el norte), Toulouse, Lyon, Marsella y Burdeos. [Al menos 37 personas -31 en París y 6 en Niza- han sido detenidas en las manifestaciones, según datos recogidos por Ep.]
Desde primeros de enero, la fiebre amarilla se ha transformado en una contestación global del modelo político francés, "exigiendo" la convocatoria de referendos de iniciativa ciudadana, pidiendo la dimisión del jefe del Estado o la disolución de la Asamblea Nacional, entre otras exigencias.