París sigue siendo una fiesta a pesar del coronavirus
Los vecinos de la ciudad acuden a los comercios que todavía están abiertos, haciendo de algunas calles un continuo hervidero

El buen tiempo primaveral ha hecho más visible una vida parisina "callejera" muy viva, "de tiendas", en mangas de camisa y atuendos deportivos.
En Francia y en París, en particular, el confinamiento permite la apertura de pequeños comercios, panaderías, tiendas de comestibles, incluso supermercados, donde es posible comprar artículos de primera necesidad, pan comida, etcétera.
Se prohibieron, en su día, los tradicionales mercaditos callejeros, tan históricos como esenciales. Por el contrario, las calles donde hay muchas, bien conocidas y apreciadas tiendas (comestibles, pescaderías, carnicerías, panaderías), son un diario hervidero de una clientela fiel, que sigue haciendo sus compras, respetando normas básicas, la distancia.

Es el caso de muchas calles y rincones bien conocidos y apreciados, en Montmartre, y en el corazón histórico de París. Es el caso de algunas calles de Chinatown-sur-Seine, al sur de París
En la rue Galande (inmortalizada por don Pío Baroja), varias tiendas de productos asiáticos tienen una clientela siempre fiel.
En la calle Montorgueil, el rosario de magníficas tiendas de comestibles es una "fiesta" prácticamente diaria (los días laborables), donde familias (jóvenes), solteros y solteras (de muy diversa sensibilidad amorosa) se cruzan a prudente distancia para comprar productos de calidad.

En las calles de Cherche-Midi (donde estuvo la prisión del capitán Dreyfus y un periodista español célebre, César González Ruano) y de Notre Dame-des-Champs (inmortalizada por Hemingway) siguen funcionando minúsculos "archipiélagos" de tiendas de comestibles de gran calidad.
En los alrededores de los jardines del Luxemburgo, corredores no siempre aficionados, hacen sus carreras diarias