Ser hijo único: ¿lastre o privilegio?
El tema del hijo único ha desatado grandes controversias, sobre todo en los últimos tiempos cuando una buena parte de las parejas en el mundo ya no quieren tener una amplia descendencia.

Si bien es cierto que los hermanos son un gran regalo para cualquier ser humano, también lo es el hecho de que las madres y los padres actualmente tienen muchos roles y eso les impide dedicar una buena cantidad de tiempo a la familia.
Hace un tiempo era incuestionable la ventaja de tener familias grandes. Las madres permanecían en el hogar y eran las protagonistas en la crianza de sus hijos. Pero en el siglo XXI las cosas son muy diferentes. Es claro que la mayoría de los padres y madres deben trabajar y esto hace que dediquen solo una parte, a veces muy pequeña, de su tiempo a la crianza.
Ahora también las parejas son mucho menos estables y cuentan con un apoyo menor de la familia extensa. Por eso han incrementado los casos en los que, si hay más de un hijo en la familia, el mayor termina criando al menor, o todos terminan siendo atendidos por una persona ajena, que no siempre garantiza una buena educación. Y que, en todo caso, jamás sustituye a los padres.
"Todo hijo es único. Y los hijos únicos son como todo hijo" -Anónimo-
Las ventajas de ser hijo único
Sin duda, un hijo único posee grandes ventajas. Aunque tienen fama de ser egoístas y caprichosos, en realidad esto no tiene por qué ser así. Si tienen buena educación los hijos únicos, en realidad puede que tengan una condición privilegiada para madurar y crecer en forma sana. Hay varios factores que cuentan a su favor:

Las desventajas de ser hijo único
Aunque tener un solo hijo les permite a los padres proporcionarles más dedicación y mayor seguridad económica, también se trata de una situación de que imprime algunas dificultades. Los hermanos quitan atención y dan pie a la rivalidad, pero también aportan valiosas lecciones para la maduración. Por eso, estas son algunas desventajas cuando no se tienen hermanos:
- El hijo único es, en general, más egocéntrico. Le cuesta mucho trabajo entender que cada quien tiene su turno en un juego y que no todo lo que hace va a ser celebrado por los adultos. A veces le resulta difícil adaptarse a los grupos, por esta razón.
- A veces maduran demasiado pronto. Esto no sería negativo, si no fuera porque al madurar tan rápido también disminuye la espontaneidad y esto los lleva a ser menos alegres. Les cuesta trabajo permitirse "hacer tonterías" y, si bien esto les agrada a los adultos, puede que los chicos crezcan siendo demasiado rígidos.
- Tienen problemas para ser generosos. Les parece normal que cada quien arregle sus propios problemas y resuelva sus propias necesidades. Es difícil para ellos compartir lo que tienen, tanto material como emocionalmente. No "se dan" a los demás con facilidad.
- Los hijos únicos pueden volverse reservados, porque no pueden compartir las experiencias con sus padres en casa. Puede que tengan mucha confianza en sus padres, pero esta nunca sustituirá a la complicidad y la cercanía que se puede tener con los hermanos. Por eso pueden volverse algo reservados y distantes. También es posible que sean poco diestros en resolver conflictos con los demás.
Tanto los hijos únicos como quienes tienen hermanos solo maduran de una manera saludable si cuentan con una buena crianza. En el caso de los hijos únicos, es importante que los padres comprendan que deben facilitar las condiciones para que compartan con otros chicos de su edad

También resulta decisivo que renuncien a sobreprotegerlos o a ejercer un excesivo control sobre ellos. De este modo, lograrán que puedan disfrutar de las ventajas de ser hijos únicos y disminuyan las probabilidades de que se conviertan en personas que se encierran en sí mismas y en sus propios intereses, sin tomar realmente en cuenta a los demás.
Info: Sergio González. Psicólogo