Un experto revela una forma natural de aliviar el dolor articular sin usar fármacos

24.10.2025

La rigidez de rodillas, el dolor de cadera y el lento proceso del dolor articular crónico suelen aceptarse como parte inevitable del envejecimiento. Sin embargo, si bien la osteoartritis es la enfermedad articular más común del mundo, los expertos afirman que la forma en que la tratamos y prevenimos está muy desfasada de la evidencia.

La mejor medicina no se encuentra en un frasco de pastillas ni en un quirófano: es el movimiento. Sin embargo, en todos los países y sistemas de salud, muy pocos pacientes son guiados hacia la única terapia que ha demostrado proteger sus articulaciones y aliviar el dolor: el ejercicio.

El ejercicio es uno de los tratamientos más eficaces para afecciones articulares crónicas e incapacitantes, como la osteoartritis. Sin embargo, muy pocos pacientes lo practican.

Las investigaciones realizadas en los sistemas de salud de Irlanda, el Reino Unido, Noruega y Estados Unidos muestran el mismo patrón: menos de la mitad de las personas con osteoartritis son derivadas a ejercicio o fisioterapia por su médico de cabecera. Más del 60 % recibe tratamientos que las directrices no recomiendan, y alrededor del 40 % son derivadas a un cirujano antes incluso de haber probado opciones no quirúrgicas.

Para comprender por qué estas cifras son tan preocupantes, es útil comprender los efectos del ejercicio sobre las articulaciones. La osteoartritis es, con diferencia, la forma más común de artritis y ya afecta a más de 595 millones de personas en todo el mundo.

Según un estudio global publicado en The Lancet, esa cifra podría acercarse a los mil millones en 2050. La mayor expectativa de vida, los estilos de vida cada vez más sedentarios y el creciente número de personas con sobrepeso u obesidad están impulsando esta tendencia.

El ejercicio, la verdadera medicina para tus articulaciones

Sin embargo, las personas que hacen ejercicio regularmente se protegen física y biológicamente de desarrollar la enfermedad y de sufrir sus peores efectos.

El cartílago que recubre los extremos de nuestros huesos es una capa protectora resistente que no recibe irrigación sanguínea propia. Depende del movimiento.

Como una esponja, el cartílago se comprime cuando caminamos o cargamos una articulación, expulsando líquido y luego atrayendo nutrientes frescos. Cada paso permite que los nutrientes y los lubricantes naturales circulen y mantengan la salud de las articulaciones.

Por eso la vieja idea de que la osteoartritis es un simple desgaste es engañosa. Las articulaciones no son neumáticos que inevitablemente se desgastan.

La osteoartritis se entiende mejor como un largo proceso de desgaste y reparación en el que el movimiento y el ejercicio regulares son fundamentales para la curación y la salud de toda la articulación.

Una enfermedad de toda la articulación

Ahora sabemos que la osteoartritis es una enfermedad que afecta a toda la articulación. Afecta el líquido sinovial, el hueso subyacente, los ligamentos, los músculos circundantes e incluso los nervios que facilitan el movimiento.

El ejercicio terapéutico se centra en todos estos elementos. La debilidad muscular, por ejemplo, es uno de los primeros signos de la osteoartritis y puede mejorarse con entrenamiento de resistencia. Existe una sólida evidencia de que la debilidad muscular aumenta el riesgo tanto de desarrollar la enfermedad como de verla progresar.

El control nervioso y muscular también se puede entrenar mediante programas de ejercicios neuromusculares como GLA:D® (Good Life with OsteoArthritis: Dinamarca) para la osteoartritis de cadera y rodilla. Estos programas, generalmente impartidos en sesiones grupales supervisadas por fisioterapeutas, se centran en la calidad del movimiento, el equilibrio y la fuerza para mejorar la estabilidad articular y recuperar la confianza.

Se han registrado mejoras significativas en el dolor, la función articular y la calidad de vida hasta 12 meses después de completar el programa.

El ejercicio es una buena medicina para todo el cuerpo: se han documentado beneficios en más de 26 enfermedades crónicas. En la osteoartritis, ayuda no solo a fortalecer el cartílago y el músculo, sino también a combatir la inflamación, los cambios metabólicos y los cambios hormonales que impulsan la enfermedad.

La obesidad es un factor de riesgo importante para la osteoartritis, y no solo por la carga mecánica adicional que soportan las articulaciones. Los altos niveles de moléculas inflamatorias en la sangre y en los tejidos articulares pueden degradar el cartílago y acelerar la enfermedad.

En el caso de la osteoartritis, la actividad regular puede contrarrestar esto a nivel molecular, reduciendo los marcadores inflamatorios, limitando el daño celular e incluso alterando la expresión genética.

Primero el ejercicio, después la cirugía

Actualmente no existen medicamentos que modifiquen la evolución de la osteoartritis. La cirugía de reemplazo articular puede cambiar la vida de algunas personas, pero es una cirugía mayor y no es exitosa para todos.

El ejercicio debe probarse primero y continuarse durante todas las etapas de la enfermedad. Tiene muchos menos efectos secundarios y aporta muchos beneficios adicionales para la salud.

La osteoartritis no se trata simplemente de articulaciones desgastadas. Está determinada por la fuerza muscular, la inflamación, el metabolismo y el estilo de vida.

El ejercicio regular y específico aborda muchos de estos factores a la vez, ayudando a proteger el cartílago, fortalecer toda la articulación y mejorar la salud general. Antes de considerar la cirugía, el movimiento en sí mismo sigue siendo uno de los tratamientos más eficaces que tenemos.

Info: Clodagh Toomey, fisioterapeuta y profesora asociada de la Facultad de Salud Aliada de la Universidad de Limerick.