Un rompecabezas financiero: la cancelación de Letras Intransferibles y su impacto en la economía argentina
El Gobierno utiliza dólares del FMI para saldar una deuda interna, pero la maniobra va más allá de un simple pago. La estrategia busca fortalecer el respaldo del peso y sanear el balance del Banco Central, en una jugada que tiene un costo y un trasfondo histórico que abarca varias gestiones presidenciales.

¿Qué son las Letras Intransferibles y por qué son clave para el futuro del peso?
Para entender la reciente decisión del Gobierno, es fundamental desentrañar el concepto de las Letras Intransferibles (LI). Se trata de un tipo de deuda que el Tesoro Nacional tiene con el Banco Central de la República Argentina (BCRA). En pocas palabras, son promesas de pago en dólares que el Tesoro emitió en el pasado a cambio de utilizar las reservas de la autoridad monetaria para cubrir sus propios gastos, principalmente el déficit fiscal.
Este mecanismo, si bien permitía al Tesoro financiarse sin recurrir a la emisión de pesos, tenía una consecuencia directa y perjudicial: diluía el respaldo del peso argentino. Cada vez que se emitía una LI, el peso dejaba de estar respaldado por divisas fuertes y pasaba a estarlo por una deuda del propio Estado, una deuda que no cotiza en el mercado y que, en muchos casos, nunca se pagó. En la práctica, esto equivalía a un "respaldo de papel", debilitando la confianza en la moneda nacional.
Un debate de larga data: ¿quién se endeudó con quién?
La problemática de las LI no es nueva, sino que es el resultado de un patrón recurrente de política económica en Argentina.
Durante los gobiernos kirchneristas (Kirchner y Fernández de Kirchner), especialmente en un contexto de restricción de acceso a los mercados de crédito internacionales, el uso de las reservas del BCRA para financiar el gasto público se convirtió en una herramienta habitual. La emisión de LI fue una forma de "maquillar" este traspaso de fondos, generando un pasivo en el balance del Banco Central que se fue acumulando con el tiempo. El gobierno de Alberto Fernández, con Sergio Massa como ministro de Economía, también recurrió a esta práctica, profundizando el problema de las LI en su intento por sostener el gasto en un contexto de crisis económica.
En contraste, el gobierno de Mauricio Macri, a pesar de enfrentar sus propias dificultades de financiamiento, se propuso en un inicio reducir el déficit fiscal y evitar el uso de las reservas del BCRA. Sin embargo, la posterior crisis cambiaria y la necesidad de sostener el valor del peso llevaron a una política de endeudamiento externo, incluyendo un acuerdo con el FMI, que si bien no generó el mismo tipo de LI, sí dejó una carga de deuda significativa.
Ahora, el gobierno de Javier Milei, con un enfoque de shock fiscal y una búsqueda de superávit financiero, ha optado por una estrategia diferente: utilizar un nuevo préstamo del FMI para cancelar parte de la deuda que el Tesoro mantiene con el BCRA.
Esta jugada, que a primera vista parece un simple intercambio de deudas (deuda externa por deuda interna), tiene un objetivo estratégico. Al cancelar las LI, el Tesoro reemplaza un respaldo de papel por dólares reales y contantes. Esto, a su vez, fortalece lo que se conoce como las "Reservas Súper Netas" del BCRA, mejorando la solidez del balance y, por ende, el respaldo del peso.

¿Un trueque de deudas? Los pros y contras de la estrategia
La decisión de utilizar los dólares del FMI para cancelar las LI es un "rebalanceo" financiero con consecuencias concretas.
El lado positivo: La principal ventaja es el fortalecimiento del balance del BCRA. Al saldar la deuda, el Banco Central mejora su posición y aumenta el respaldo del peso, sin necesidad de emitir nuevos pesos para comprar reservas en el mercado, lo que podría generar mayor inflación.
El lado negativo: El Tesoro Nacional se endeuda con un acreedor más exigente, el FMI. La deuda externa, a diferencia de la interna, tiene tasas de interés más altas y plazos de pago más rigurosos. Es, como se ilustra en la jerga, "endeudarse con el banco para pagarle a tu hermano". Si bien el Tesoro paga las LI a un valor por debajo de su valor nominal (usando una tasa de descuento basada en el Riesgo País), lo que beneficia su propio balance, el BCRA recibe menos dólares de los que prestó originalmente.
La situación ideal, que el gobierno actual reconoce como casi inviable, sería cancelar las LI con un superávit fiscal genuino, pagándolas al 100% de su valor. Esto no solo fortalecería el respaldo del peso, sino que también evitaría la dependencia de nuevos préstamos externos.
¿Cuantas LI quedan y cuál es el cronograma de vencimientos?
El gobierno de Javier Milei ha utilizado fondos provenientes del Fondo Monetario Internacional (FMI) para cancelar una parte significativa de las Letras Intransferibles en poder del Banco Central de la República Argentina (BCRA). Esta operación se realizó en dos etapas principales:
A pesar de estas cancelaciones, aún queda una parte importante de la deuda por Letras Intransferibles. Restan por cancelar aproximadamente 56.000 millones de dólares. A fines de febrero de 2025, la deuda total de Letras Intransferibles ascendía a unos 69.345 millones de dólares.
A continuación, se desglosan los datos de deuda:
Conclusión: un camino con desafíos y un costo para el Tesoro
La estrategia del gobierno de Milei de cancelar las Letras Intransferibles con fondos del FMI es, en términos de ingeniería financiera, un movimiento positivo. El objetivo de fortalecer el respaldo del peso y sanear el balance del BCRA es clave para estabilizar la economía.
Sin embargo, el éxito de esta iniciativa depende de un factor crucial: la sostenibilidad del programa económico en su conjunto. Si el Tesoro, en el futuro, vuelve a incurrir en un déficit fiscal y recurre nuevamente a las reservas del BCRA, la maniobra actual habrá sido en vano. La nueva deuda externa, más cara y exigente, podría convertirse en un problema aún mayor.
La historia económica argentina nos ha demostrado que las soluciones de corto plazo, si no están acompañadas de un cambio estructural, a menudo terminan creando problemas más grandes. El desafío para el gobierno actual no es solo cancelar deudas, sino romper con el ciclo de endeudamiento interno y externo que ha caracterizado a la economía argentina durante décadas.
Aníbal Sebastián Mercaich; Economista