Aburrirse 15 minutos al día tiene muchos beneficios
A nadie le gusta aburrirse. El aburrimiento es incómodo, pero también es necesario, sobre todo en la actualidad. Vivimos rodeados de estímulos que nos impiden parar y desconectar. Hablamos con una experta en psicología que nos explica por qué es bueno aburrirse de vez en cuando y qué podemos hacer para lograr esa desconexión.

La hiperestimulación a la estamos sometidos en la actualidad impide que nos aburramos, al menos, de forma consciente. Es cierto que hay momentos en la vida en los que podemos sentir que nos aburrimos, pero son los menos, ya que, en cuanto nos damos cuenta de que esto ocurre sacamos el móvil y nos distraemos. El aburrimiento, explica Olga Albaladejo, psicóloga, "es un estado emocional que aparece cuando lo que estamos haciendo no nos estimula, no nos interesa o no satisface una necesidad interna. No es falta de actividad, sino una desconexión entre lo que hacemos y lo que necesitamos en ese momento".
En psicología, el aburrimiento se define como una señal. "Igual que el hambre nos indica que necesitamos energía, el aburrimiento nos avisa de que necesitamos cambio, creatividad, descanso o, simplemente, presencia". Según la investigación reciente, aburrirse "puede indicar necesidades específicas de estimulación, novedad, significado, relación o desafío cognitivo, por lo que no es una emoción "menor", sino un mecanismo adaptativo fundamental".
Beneficios de aburrirse
A medida que nos hacemos mayores y que avanzamos en esta sociedad de hiperestimulación, nos damos cuenta de que el aburrimiento, en algunos casos, es necesario, pero ¿tiene beneficios? Según Albaladejo, "aburrirse tiene muchos beneficios que están muy bien documentados". Así, ejemplifica, la investigación de Sandi Mann, de la Universidad de Lancashire, "muestra que el aburrimiento aumenta la creatividad hasta un 40% en tareas posteriores". En sus estudios, "participantes que realizaban tareas aburridas antes de ejercicios creativos superaron a quienes habían hecho actividades más estimulantes".
Entre otros beneficios respaldamos por la ciencia, el aburrimiento:
El aburrimiento en los niños
En el caso de los niños, "el aburrimiento es el terreno fértil de la creatividad infantil", indica Albaladejo. Y es que, "cuando un niño se aburre y no acudes inmediatamente con una pantalla o un plan, su cerebro activa recursos internos, por lo que empieza a inventar juegos, a explorar, a imaginar, a crear soluciones". Como comenta, "los investigadores Karen Gasper y Brianna Middlewood de la Universidad Estatal de Pensilvania encontraron que los niños constructivamente aburridos buscan y se involucran en actividades satisfactorias, similar a como lo hacen las personas felices".
Pero no solo eso ya que el aburrimiento "ayuda a desarrollar estrategias de planificación, habilidades de resolución de problemas, flexibilidad y tolerancia a la frustración", señala la psicóloga y estas son habilidades que les servirán toda la vida.
Por tanto, que los niños se aburran es bueno y sano, pero no siempre es fácil. Para lograrlo, como padres, necesitamos:

Aburrirse en el adulto
En el caso del adulto, "el reto es doble" y esto es así porque "nos aburre lo que es lento, y nos da miedo el silencio interno".
La buena noticia es que no necesitamos grandes remedios. Para recuperar el aburrimiento podemos:
La doctora Sandi Mann sugiere actividades que requieran poca concentración como "caminar por una ruta familiar, nadar vueltas o simplemente sentarse con los ojos cerrados, dejando que la mente divague sin música ni estímulos que la guíen".
No necesitamos "grandes ratos de aburrimiento", sino "volver a tolerar microvacíos".
En cuanto a cuánto tiempo deberíamos pasar aburridos, la experta señala que "no existe un número validado científicamente", aun así, ella recomienda "15 minutos diarios de desconexión real para restaurar la atención y reducir la sobrecarga cognitiva".
Este gesto produce:
Sin embargo, recalca, "lo importante no es cuánto tiempo, sino la consistencia para crear el hábito de estar a solas con nosotros mismos".
Cuando aburrirse puede ser un problema
Por otro lado, el aburrimiento puede ser negativo cuando, como apunta la psicóloga, "se vuelve crónico o insoportable". El aburrimiento persistente "se asocia con mayor impulsividad, consumo de sustancias, alimentación emocional y conductas de riesgo". La investigación muestra que "está vinculado con depresión, ansiedad y comportamiento de toma de riesgo incrementado".
También, añade, "aparece en personas con baja tolerancia a la frustración, perfiles evitativos o estados depresivos". En estos casos, "el aburrimiento no es una señal útil, sino un síntoma de algo más profundo", advierte.
Otro dato importante que destaca la experta es que "intentar reprimir el aburrimiento en realidad prolonga sus efectos negativos". Como mostró un estudio de 2024 de la Universidad de Notre Dame, "minimizar el aburrimiento en una tarea puede producir déficits de atención y productividad en tareas subsecuentes".
Info: Joanna Guillén Valera


