Los perros están entrando en una nueva fase evolutiva impulsada por los humanos
Durante milenios, los perros han compartido una historia evolutiva única junto a los humanos. Esta convivencia no solo ha moldeado su comportamiento, sino que, según estudios recientes, está generando cambios biológicos reales en su cerebro y genética. Hoy, la ciencia comienza a confirmar lo que muchos tutores ya intuían: los perros están evolucionando con nosotros.

Investigaciones científicas revelan que los perros no solo han aprendido a entender nuestras emociones, gestos y rutinas, sino que su capacidad para vincularse emocionalmente con los humanos ha dejado huella en su evolución genética. Esto sugiere que los cambios no son únicamente conductuales: hay procesos biológicos en marcha.
En este artículo exploraremos cómo la domesticación, la interacción social con los humanos y factores genéticos como la oxitocina han propiciado una nueva fase en la evolución de los perros. Veremos qué nos dice la ciencia sobre este fenómeno y por qué representa una revolución en la comprensión de la evolución canina.
La domesticación: el inicio de una alianza evolutiva
La evolución de los perros comenzó con su domesticación, hace entre 15,000 y 30,000 años, cuando lobos menos temerosos se acercaron a asentamientos humanos. Según la revisión publicada en Genes, la domesticación canina se dio en dos fases: una primera, caracterizada por la atracción de los lobos hacia ambientes humanos, y una segunda, donde se consolidó la selección de individuos más sociables y cooperativos.
Este proceso no fue lineal ni uniforme. Como señalan los autores, distintas presiones selectivas moldearon la especie: la selección natural por tolerancia ambiental, la selección humana por comportamiento y una selección más reciente por características físicas específicas. Pero entre todas, la socialidad fue clave.
Estudios paleogenéticos respaldan esta teoría. Según Jensen et al. (2016), los perros fueron los primeros animales domesticados antes de la agricultura, y esta cercanía con humanos supuso un experimento evolutivo sin precedentes: aquellos más capaces de comunicarse y cooperar con humanos fueron favorecidos generacionalmente.

Cambios en el comportamiento: la sociabilidad como ventaja adaptativa
La evolución de los perros está estrechamente ligada a su capacidad de entender y responder a señales humanas. Desde seguir la mirada hasta interpretar gestos como señalar con el dedo, los perros superan incluso a chimpancés en estas habilidades sociales, tal como se observó en los experimentos de Miklósi y Hare.
Romero et al. (2014) demostraron que, tras administrar oxitocina por vía intranasal, los perros aumentaban su conducta social hacia humanos y otros perros. Este hallazgo sugiere que el sistema oxitocinérgico canino ha sido reforzado durante la evolución, facilitando vínculos más fuertes con los humanos.
Incluso cuando enfrentan problemas, los perros tienden a buscar la mirada de los humanos, algo que los lobos no hacen. Esto revela un rasgo de dependencia social que probablemente fue seleccionado durante la domesticación (Jensen et al., 2016).
La oxitocina: hormona clave en la evolución del vínculo humano-perro
La oxitocina, conocida como la «hormona del amor», desempeña un papel central en el vínculo entre perros y humanos. El estudio de Nagasawa et al. (2015) reveló que el contacto visual prolongado entre perros y sus dueños eleva los niveles de oxitocina en ambos, generando un lazo biológico similar al que se forma entre madre e hijo.
Este bucle oxitocina-mirada no se observa en lobos, incluso si han sido criados por humanos. Según Wirobski et al. (2021), los lobos socializados desde cachorros muestran respuestas hormonales distintas en situaciones de interacción humana, lo que indica que la domesticación ha modificado el sistema hormonal del perro.
Además, Oliva et al. (2016) demostraron que las diferencias genéticas cercanas al gen del receptor de oxitocina (OXTR) distinguen a perros de lobos, lo que refuerza la idea de que esta vía molecular fue clave en la evolución del comportamiento social canino.

Genes implicados en la evolución de los perros
Diversos estudios genéticos han identificado regiones del genoma canino vinculadas al comportamiento social. Un estudio publicado en Scientific Reports, asoció variantes en genes como OXTR, WBSCR17 y receptores de melanocortina con habilidades de comunicación e interacción con humanos.
Uno de los hallazgos más llamativos es la relación entre el gen WBSCR17, implicado en el síndrome de Williams-Beuren en humanos (caracterizado por sociabilidad extrema), y la hipersociabilidad en perros. Esto sugiere un paralelismo evolutivo en el desarrollo de la socialidad inter-especie.
Otros estudios han identificado regiones del genoma bajo selección positiva relacionadas con el sistema nervioso, la biosíntesis de adrenalina y noradrenalina, y la modulación del estrés, todas ellas implicadas en la capacidad de los perros para relacionarse con los humanos de manera tranquila y confiada.
¿Una nueva fase evolutiva en tiempo real?
A diferencia de los procesos evolutivos clásicos que se observan tras milenios, la evolución de los perros parece estar ocurriendo en tiempo real. La crianza selectiva, la intensa convivencia con humanos, y la exposición constante a estímulos sociales están acelerando cambios tanto conductuales como genéticos.
Estudios como el de Wirobski et al. (2021) argumentan que la experiencia de vida tiene un efecto significativo en la expresión hormonal y comportamental de los perros. No obstante, las diferencias genéticas observadas con los lobos y los efectos persistentes de la oxitocina sugieren que ya se están consolidando rasgos heredables en la especie.
Este fenómeno, que podríamos llamar "coevolución afectiva", se caracteriza por la retroalimentación constante entre interacción social y cambios biológicos. Los humanos influyen en la evolución de los perros… y los perros, a su vez, están influyendo en nuestras emociones, salud mental y bienestar.
Conclusión: el perro, un caso único de evolución compartida
Los perros están atravesando una nueva fase evolutiva impulsada por su cercanía con los humanos. La evidencia científica actual indica que esta transformación involucra no solo cambios conductuales, sino también hormonales y genéticos. Desde la oxitocina hasta los genes relacionados con la sociabilidad, todo apunta a una adaptación profunda a la vida junto al ser humano.
Esta evolución no es solo biológica, sino también emocional. Los perros se han convertido en compañeros inseparables, capaces de interpretar nuestras emociones, aliviar el estrés y formar vínculos tan fuertes como los que se dan entre humanos. Lo más fascinante es que esta relación está dejando una marca evolutiva en tiempo real.
Comprender este proceso nos permite valorar aún más la singularidad de los perros como especie y como aliados en nuestra propia historia evolutiva. En definitiva, los perros no solo han evolucionado con nosotros… también están evolucionando por nosotros.
Info: Comunidad Biológica